Atuendo futbolero

Ante la sorpresa de casi una centena de periodistas, el sueco Sven Goran Eriksson por fin reconoció el viernes pasado que tiene plazo en el banquillo de la selección nacional.

El equipo no camina, no gana, no convence, no tiene forma, no sabe a qué juega. De nada sirvió aquella reunión en Guadalajara, donde por simple exposición de foto juntos se pensaba que la opinión pública iba a cambiar su desaprobación en apoyo. Nada más alejado de la realidad.

El proyecto Jorge Vergara-Sven Goran Eriksson podría llegar a su fin el próximo sábado 28 de marzo, para dar paso al renovado proyecto Jesús Martínez-Javier Aguirre. Ambos, con la bendición del todopoderoso duopolio televisivo.

A Jorge Vergara le dieron su mini-coto de poder con la selección nacional, para que una televisora llevara la parte política de la Federación Mexicana de Futbol (Televisa con Justino Compeán y Decio de María, quienes le responden a Emilio Azcárraga, no al futbol mexicano), mientras que la otra se quedó con el manejo finciero de la propia FMF (TV Azteca al poner un Director Administrativo y un Contralor de la confianza de Ricardo Salinas Pliego).

A Vergara le dejaron elegir al técnico que sustituyera a Hugo Sánchez, luego de los fracasos en la Copa de Oro y el preolímpico, que nos impidió tener participación en la próxima Copa Confederaciones Sudáfrica 2009 y los pasados Juegos Olímpicos de Beijing 2008.

Eriksson fue su apuesta, pero con la combinación de resultados mediocres, más la circunstancia de que Javier Aguirre quedó fuera del Atlético de Madrid por grillla interna de los jugadores.

No fue casual que en días pasados estuviera Javier Aguirre unos días en México, donde se atendió de algunas molestias ocasionadas por el estrés y en el hospital sólo estuvieron sus familiares... y la familia de Jesús Martínez. Y que una de las pocas noches que tuvo para cenar, lo hizo con su familia... y con Jesús Martínez.

El “Plan B” está en marcha y temen muchos dueños de equipos que Aguirre se contrate con algún club europeo, porque eso frustraría la posibilidad de retorno con la selección nacional, con la cual el “Vasco” tiene un deseo de revancha por sus errores en el Corea-Japón 2002 cuando fue eliminado por Estados Unidos.

Un “Plan C” se aterrizaría con José Manuel de la Torre, el “Chepo”, bicampeón del futbol mexicano, primero con Chivas y luego con Toluca.

Lo cierto es que los días de Eriksson con la selección están contados. Necesita producirse una auténtica revolución futbolística para transformar la mediocridad en excelencia. Hasta ahora, de los diez partidos que ha dirigido en México, ganó cuatro, empató uno y perdió cinco. En los juegos eliminatorios no ha podido ganar de visitante, condición imprescindible para asegurar el pase al Mundial de Sudáfrica.

El plazo está en marcha. Lo que podría es adelantarse la salida si no gana a Costa Rica en el estadio Azteca. Algunos dueños habían hablado con Justino y Decio de que le hicieran saber al sueco que querían cuatro de los próximos seis puntos, lo que en buen romance significa que está su cabeza puesta en posición de activar la guillotina.

Él mismo, con su larguísima experiencia, se adelantó y sabe que si no gana en casa a Costa Rica, menos podría vencer a Honduras en San Pedro Sula cuatro días después.