* Vucetich

Esta vez, al parecer, los dueños de los destinos del futbol mexicano han decidido llevarse llevar por los impulsos del cerebro que por los del corazón... o los del hígado.

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Puestos a elegir al próximo técnico de la Selección Nacional, llegaron a los nombres de los dos finalistas en el proceso preliminar --Víctor Manuel Vucetich y “Chepo” de la Torre, como es público y notorio--, sin pasar por los “palos de ciego” que se dieron hace cuatro años...

Entonces, cuando se trató de designar al sucesor de Ricardo La Volpe tras el Mundial de Alemania-2006, primero se escuchó al hígado: si Hugo Sánchez había ejercido, con entusiasmo digno de mejor causa, el rol de enemigo público número uno de La Volpe, se decidió que su sucesor ideal sería su autoproclamada almorrana de cabecera. Después, cuando los resultados se quedaron muy lejos de las promesas de amores del tal Hugo, se optó por la corazonada: así, se designó a Sven-Goran Eriksson, quien pagó el precio de su desconocimiento de algo tan básico como el medio, el entorno geográfico y, sobre todo, la idiosincrasia del futbolista mexicano.

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A partir de la premisa de que ni José Mourinho --reputado como el mejor técnico del mundo-- ni David Copperfield (heredero de las dotes de Merlín, Mandrake, Beto el Boticario y compañía) están disponibles, parece sensato que se piense en dos técnicos profundamente identificados con el medio, por una parte, y lo suficientemente maduros y lo suficientemente jóvenes, por la otra, para aspirar al cargo.

Ni a Vucetich ni a Chepo se les puede exigir que México sea campeón mundial en Brasil-2014, ni ellos se comprometerán a hacer milagros. La carrera de Víctor es más amplia (lleva 20 años en estos menesteres); la de José Manuel, más exitosa (ha conseguido un título con el Guadalajara y dos con el Toluca en cinco años de talacha). Uno y otro han demostrado perspicacia para ver el futbol, claridad en sus ideas y liderazgo en los equipos en que han laborado. Sin convertirse en “ladillas” de los técnicos que han desfilado por el puente de mando del “Tri”, conocen bastante bien las riquezas y las carencias, las exigencias y las limitaciones, así como el entorno del futbol mexicano.

Ninguno hará milagros. Cualquiera de ellos puede ser idóneo para alcanzar las metas razonables del “Tri”... (Lo cual, bien visto, ya sería ganancia).