* Respeto

Ya vendrán --para felicidad de los masoquistas, que en el mundillo del futbol abundan, por cierto-- días propicios para las lamentaciones...
Ahora, por lo pronto, hay buenas noticias.

Una, que la lesión en el ojo izquierdo de Ignacio Schneider resultó menos grave de lo que en un principio se temía: de las pruebas realizadas se desprende que el jugador uruguayo del Querétaro recuperará la visión; si no en su totalidad, sí la suficiente para poder hacer su vida enteramente normal... e incluso para continuar en el futbol.

Otra, complementaria de la anterior, que las versiones de quienes han tenido ocasión de repasar la acción en que ocurrió el percance, concuerdan en que el choque con Izaías Ramos fue accidental, y que el jugador brasileño del “Socio Águila” --filial del América en la Primera División A-- participó en el lance con fuerza, sí, pero sin deslealtad.

El hecho, en esas condiciones, no llegó a tragedia. Y la mecánica de la jugada exonera de culpa a quien participó en ella como mero agente causal, enteramente fortuito.

Menos mal, pues.
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Hoy, ya sin ese nubarrón en el horizonte, aunque sin perjuicio de que pudiera haberlos de otro tipo --de los que en esta época del año ocasionan torrenciales aguaceros--, se consumará la ocurrencia de llevar a la Selección Nacional a Tuxtla Gutiérrez. Allá, en una ciudad que tiene relativamente poco tiempo como plaza futbolera, se cumplirá el ciclo de tres partidos consecutivos en la agenda del “Tri” dentro de la presente ronda eliminatoria rumbo al Mundial de 2010.

Porque las victorias precedentes --sobre Honduras y Jamaica--, en de la “era” de Sven-Goran Eriksson como técnico nacional y en la misma eliminatoria, hicieron el efecto sicológico de dar moral a los jugadores y a los aficionados, y porque los resultados de un equipo también influyen en el estado de ánimo de los adversarios, habrá que suponer que los antecedentes permiten hacer favoritos a los tricolores.

Empero, dichos antecedentes no deben interpretarse como una invitación a que los mexicanos se tiren en la hamaca, como si la victoria, esta noche, sobre los canadienses, fuera cuestión de soplar y hacer botellas.

Es cierto que los canadienses, en materia de futbol no están para quitarle el hipo a nadie..., pero, para no repetir el cuento de La Tortuga y la Liebre, será mejor enfrentarlos con respeto.