* Relleno

Hay memorias flacas, qué duda cabe....

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El 30 de enero del ya muy próximo 2011 se cumplirán 51 años de la inauguración del Estadio Jalisco. Pudiera ser que a los actuales dirigentes de Clubes Unidos de Jalisco les hubiera sucedido, a principios de este 2010, lo que a las personas de cierta edad, a las que les molesta que las feliciten por su cumpleaños... porque los obligan a recordar, con dolor, sin pelo y ya sin dientes, tiempos mejores.
Cuando faltaban algunos meses para las “Bodas de Oro” del inmueble, algunos merolicos anunciaron que se celebrarían “en grande”. Anticiparon que se organizaría un torneo a la usanza de aquellos inolvidables (para quienes fueron testigos de ellos) “Pentagonales” de final de temporada, en los que participaban el campeón y dos de los mejores equipos del torneo local, al lado de elencos internacionales --brasileños, argentinos, chilenos, checos...-- de primera línea. O si no --también se dijo--, “por lo menos un partido internacional de postín”.

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A la hora de los mameyes..., nada. El quincuagésimo aniversario del inmueble que fue orgullo de Jalisco y que ha sido dos veces mundialista, se pasó en blanco. Ningún festejo. Ninguna edición bibliográfica conmemorativa. Ningún “souvenir” de la efeméride...
Ahora, tardíamente --casi un año después--, se anuncia un Cuadrangular, con la participación de los equipos locales.
Si fuera el caso de que los aficionados estuvieran en pleno romance con sus equipos, complacidos con su desempeño en el reciente Torneo de Apertura; o si los cuadros locales hubieran realizado contrataciones atractivas, promisorias de jornadas más luminosas y de desempeños más decorosos en la próxima competencia doméstica, pudiera ser. Pero como “nones”...

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El dichoso Cuadrangular  se programa, además, sin ninguna consideración para los usos y costumbres, para las fechas que cualquiera con cinco centavos de sentido común, calificaría como absolutamente inadecuadas, porque coinciden con la etapa culminante de las fiestas de fin de año; las mismas fechas en que se pensó cuando se abandonaron los calendarios tradicionales y se cambiaron por los torneos cortos... ¡precisamente para dejar descansar a los aficionados y no invitarlos a los estadios, a torneos intrascendentes, desprovistos de atractivos!... Invitaciones, pues, que, saturados como se encuentran, muy pocos aficionados están con ánimo de aceptar.
Será --como un milagro no suceda-- un torneo de relleno: plato de segunda mesa, por donde se le mire.