* Pulgas

No es que Efraín Flores esté en la cuerda floja --o “en capilla”, como destacaron los titulares de la prensa a raíz de su declaración del jueves--: es que el timonel del Guadalajara, como la mayoría de sus colegas, vive en la cuerda floja.

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Efraín, de hecho, está viviendo horas extras en el puente de mando de las “Chivas”. Su actual ejercicio al frente del equipo más popular de México es una concesión graciosa --por no decir que un capricho más-- de su patrón: la continuidad al frente del “Rebaño Sagrado” fue el desenlace, absolutamente anticlimático, de una novela que parecía haberse resuelto con su renuncia, a raíz de que en la campaña anterior el equipo terminó sus compromisos, tanto a nivel casero como en el terreno internacional, con las manos vacías.
Si las “Chivas”, hoy, rescatan algo tangible de su visita a unos trespeleques
“Tigres”, Efraín tendrá oxígeno para una semana más.
Si no..., quién sabe.

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Viene al caso, por tanto, aunque sea como mero tópico, un reportaje publicado ayer en “El País”, de Madrid, acerca de los resultados que han dado los “bomberos” --por si fuera el caso de que el Guadalajara llamara a alguno en los próximos días-- convocados en la actual temporada de la liga española.

El trabajo destaca que, salvo Juande Ramos, ganador del 87% de los puntos disputados con el Real Madrid desde que relevó a Bernd Schuster, y Abel Resino, ganador del 61% con el Atlético de Madrid a partir de que sustituyó a Javier Aguirre, los restantes han conseguido menos del 50%. (Hugo Sánchez, por ejemplo, a despecho de la crema que sus cuates le echan a sus tacos, había ganado con el Almería, hasta ayer, 15 de 33 puntos posibles).

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Sergio Kresic, ex técnico del Numancia, analiza el fenómeno: “El efecto sicológico (del relevo) dura una semana o dos, y luego el equipo sigue el mismo camino... o peor”. El mismo Kresic aconseja: “Si el equipo demuestra que lucha hasta el último segundo cada domingo, hay que dejarle (al técnico), aunque se viva una mala racha de resultados. Si hay orden, si hay disciplina, a ese entrenador no se le debe echar pese a los malos resultados”.

(Sin embargo, ya se sabe que en los equipos de futbol pesan menos los argumentos lógicos que las pulgas de sus dueños. Así que...).