Deportes | Por Jaime García Elías * Pinole... y saliva A propósito, por Jaime García Elías Por: EL INFORMADOR 26 de octubre de 2009 - 07:01 hs A los tres minutos de partido, con el gol de Mosquera, se escribió la historia. El resto fue cuestión de mero trámite: el América, que hizo un primer tiempo como para reeditar la historia de sus victorias más retumbantes de la campaña (el 7-2 de la sexta jornada ante el Toluca o el 5-0 de la octava ante Estudiantes) pero entre los desaciertos propios y los aciertos defensivos del adversario dejó el triunfo prendido con alfileres, ganó con marcador mínimo lo que quizá debió haberse resuelto por goleada. * Independientemente de que el balón fue del Guadalajara en el segundo tiempo del “Clásico” de ayer en el Estadio Azteca, una cosa quedó en claro: que ganó el mejor. El América se hizo dueño de cancha y pelota desde el principio. Generó el futbol ofensivo suficiente para haber masacrado a los rayados desde la etapa inicial. El juego aéreo, utilizado sistemáticamente por los capitalinos y facilitado por los defensores rojiblancos al recurrir sistemáticamente a las faltas, por incapacidad para frenar la avalancha americanista mediante recursos más ortodoxos, hizo estragos en el cuadro bajo rayado. Aquello olía a goliza. Michel y Solís, con dos lances providenciales, y el árbitro Mauricio Morales al no sancionar unas claras manos de Mejía en el área, evitaron que se consumara lo que parecía inminente. * En el segundo tiempo, quizá no fue tanto que el Guadalajara tomara la iniciativa por decisión propia, sino que el América la concediera, apostando a la inoperancia ofensiva del adversario --lo que da la razón a Raúl Arias al optar por el estilo primordialmente defensivo que ha impuesto a su equipo-- y a la solvencia de sus propios atacantes para aprovechar el desequilibrio táctico del rival y tratar de liquidarlo a punta de contragolpes. El trámite del partido, en la primera media hora del lapso complementario, fue engañoso, puesto que los capitalinos “olieron” el gol por cuenta de Reyna, Montenegro y Cabañas, mientras los rojiblancos, no obstante la presencia de tres nominales atacantes netos --Bravo, el “Chicharito” y Arellano-- generaban un solo peligro: el que terminó en el fusilamiento de Omar, con marco, pelota y portero a sus disposición, al cuerpo de Ochoa. * Uno, pues, tuvo el balón; el otro se llevó el triunfo. Quedó demostrado, así, que no come más pinole el que tiene más pinole... sino el que tiene más saliva. Temas A propósito Jaime García Elías Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones