* Ischia

Carlos Ischia (quien, según los entendidos, el próximo lunes será “destapado” como nuevo timonel del Atlas) es un técnico prestigioso...

Como asistente de Carlos Bianchi en Boca Juniors --antes lo había sido en Vélez Sarsfield-- fue campeón de la Copa Intercontinental y bicampeón de la Libertadores entre 1998 y 2001. Dirigió al equipo xeneize en 2007, tras las fugaces e intrascendentes ejecutorias de Ricardo La Volpe y Miguel Ángel Russo. Al año siguiente ganó la Recopa Sudamericana y el Torneo de Apertura. La siguiente campaña fue de resultados mediocres, tanto en el torneo local como en la Copa Libertadores. El corolario obligado, hace cinco meses, fue su cese.

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Ischia sonaba como candidato para dirigir en Europa... cuando, de repente, se cuela en la lista --por demás extensa, dicho sea de paso-- de aspirantes a dirigir al Atlas...
Seres extraños, sin duda, estos dirigentes rojinegros. Luego de decidirse, al término del Torneo de Apertura, por disolver su relación enfermiza --a todas luces sadomasoquista-- con La Volpe, empiezan a deshojar la margarita a partir de los nombres consabidos (los inevitables, se diría) de la baraja local: Eduardo de la Torre, Benjamín Galindo, José Luis Mata, más los de saliva que de ordinario se agregan a la “mano” para tener opción a “blofear”: Sacchi, Scolari, Luxemburgo, Menotti, Guardiola...

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Ischia tiene cartel. Ischia, como buen argentino, sabe venderse. Ischia dista mucho de ser un técnico barato... Ischia, pues, tan sólo por eso, parecería un candidato poco viable para un equipo que atraviesa --como de costumbre, por cierto-- por serios problemas financieros y deportivos...
Lo primero, su falta de liquidez (“que no quiebra”, aclaran sus dirigentes), patente en las tradicionales demoras para pagar salarios y en las eternas deudas con sus jugadores, circunstancia que alimenta todas las versiones relacionadas con la posible venta del equipo a gente interesada en colocarle una chequera por vía intravenosa. Lo segundo, la relativa amenaza de verse involucrado en el asunto del descenso --relativa, porque los Indios de Ciudad Juárez se perfilan como el seguro de vida de los rojinegros--, y las dificultades para incorporar refuerzos de la talla que se requieren.

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Ischia, en esas condiciones, llega al Atlas --de confirmarse su contratación-- en circunstancias poco lógicas...
Aún no firma, y ya da la sensación de encontrarse --para decirlo en términos futboleros-- en claro fuera de lugar.