* Gana la lógica

En el balance de la primera ronda de la “Liguilla”, la lógica ganó por 3-1.

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Si fue mejor a lo largo de la temporada regular, fue lógico que el Cruz Azul venciera al Puebla en el partido de vuelta. La ventaja que tuvieron los “Camoteros” en el de ida, generoso en las volteretas en el marcador y resuelto con un desusado empate a cuatro, le puso sabor al caldo; fue una prueba de que los juegos de ida, ya en la etapa de las definiciones, no necesariamente tienen que ser odas al futbol especulativo y sendos asesinatos, con todos los agravantes, del espectáculo. El desenlace (3-2 a favor de los “Cementeros”) en el de vuelta, hizo honor a la enjundia de los poblanos... pero puso, también, las cosas en su sitio.

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Otro tanto debe decirse de los enfrentamientos entre Toluca y San Luis. El triunfo de los ahora “Gladiadores”, en el primero, puso a la lógica en la cuerda floja. Los 77 minutos que debieron transcurrir, en el de vuelta, para que llegara el gol que restableció las jerarquías, hizo angustioso lo que supuestamente sería de mero trámite.
De paso, que Talavera --salvado dos veces, in artículo mortis, por el “San Marcos” de que hablaban los cronistas antiguos-- fuera la figura en el Toluca e hiciera olvidar a Cristante, baluarte de los rojos en su historia reciente, viene muy bien para reivindicar a un arquero que, tras un promisorio inicio de carrera con el Guadalajara, amenazaba con hundirse a raíz de una mala racha.

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El episodio menos dramático de la jornada sucedió en Morelia: el Santos Laguna no tuvo argumentos para preservar y mucho menos para acrecentar la ventaja (2-1) del partido de ida. Los “Monarcas” hicieron la tarea, por orden,  por esfuerzo y por contundencia; encontraron temprano la ruta del triunfo, y lo consiguieron con las cifras más amplias (3-0) de la jornada.
En esas condiciones, el punto en contra de la lógica se registró en el América-Monterrey del sábado por la noche. Y aunque quizá se quiera endosar a Chucho Ramírez la factura de los platos rotos, es de justicia reconocer que su equipo demostró tener los recursos teóricos que le permitieran llegar con claridad a la zona de definición, y que fueron las pifias de Cabañas --inexplicables en un atacante que de ordinario es letal-- las que frustraron el resultado.