* ¡Extra, extra...!

Noticia, lo que se dice noticia, por anormal, por imprevisible, la victoria de Indios... Lo de menos fue que el rival fuera el Querétaro. Lo extraordinario fue que por fin ganara un equipo que con 27 jornadas consecutivas sin victoria impuso un récord nacional y cuyo descenso al circuito inferior --su nivel de competencia... en el mejor de los casos-- parece ser cuestión de trámite.

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Del resto, las derrotas del Atlas ante Estudiantes, como la de Morelia frente al Atlante, debe interpretarse como prueba de que en el futbol mexicano sigue vigente el axioma: “Cualquiera le gana a cualquiera”.

La del Guadalajara ante el Monterrey era, en buena medida, previsible, un poco por la jerarquía de campeón defensor y por la solvencia que han mostrado los reyneros... y otro poco porque Jaguares, en la novena fecha del certamen, al parar en seco a las “Chivas”, dejó constancia de que tampoco en México está registrada la patente de la fórmula que hace invencibles a los equipos.

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El colchón que consiguió el Guadalajara merced a su espectacular racha de ocho triunfos al hilo, que hoy por hoy le da una ventaja de nueve puntos con respecto a su perseguidor más cercano --el Atlas--, permite pronosticar que su clasificación a la “liguilla” es punto menos que “carambola hecha”.

En cambio, la irregularidad de los rojinegros hace temer que el Toluca, que ya les pisa los talones, acabe por arrebatarles el boleto que por ahora tienen en la mano.

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Por cierto: dice el “Bofo” Bautista --muy solicitado para entrevistas a partir de que Javier Aguirre lo convocó a la Selección Nacional para el partido de este miércoles ante Islandia-- que la derrota del sábado en Monterrey, como la sufrida ante Jaguares dos semanas antes, y el empate a cero ante Pumas, en el Jalisco, en la décima jornada del certamen, se explican porque los rivales los tienen “bien estudiados”.

Adolfo tiene razón: la vida, lo mismo para los futbolistas que para los profesionales de otros oficios, sería mucho más fácil si todos los competidores se pusieran de acuerdo para demostrar que son más tontos que ellos. Sin embargo, como en el juego de la pelota gallega y en todos los órdenes de la vida los rivales aprenden, sigue vigente la única fórmula que se conoce para burlar a los antídotos: “Renovarse o morir”.