* Desencantos

Si alguna remotísima esperanza quedara de ver al Guadalajara en la “Liguilla”, aunque fuera en calidad de “colado” (o de versión futbolera de “el apóstol trece” del viejo chascarrillo), porque en el balance de su desempeño parece indiscutible que el catálogo de sus riquezas está muy por debajo del de sus carencias, esa esperanza se diluyó el último fin de semana...

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Las crónicas del empate a un gol, rescatado la noche del sábado ante Santos Laguna, encomian la gallardía con que los rayados lucharon en el segundo tiempo. La enjundia con que compensaron tanto las ausencias de algunos titulares (Reynoso, Bravo...) como las insuficiencias futbolísticas que han resplandecido a lo largo del Torneo de Apertura, redundaron en un resultado decoroso: empatar como visitante del tercer mejor equipo del torneo (por debajo únicamente de Cruz Azul y Monterrey... que serán, por cierto, los rivales del Guadalajara en las dos últimas jornadas de la fase clasificatoria del certamen) podría considerarse, incluso, un buen resultado...
Lo sería, de hecho, si el punto conquistado hubiera servido para algo más que engrosar una cuenta corriente que apenas alcanza, como luego dicen, “para llenar la tripa de mal año”.
Pero como “nones”...

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El Atlas, mientras tanto, para no desmentir a su espejo diario de los últimos tiempos, que lo retrata de cuerpo como un equipo inconsistente, especialista en alternar equitativamente las de cal con las de arena, volvía a las andadas.
El sábado, ante el Pachuca, permitió a sus incondicionales ilusionarse. El gol del “Chango” Moreno, a los 28 minutos, cayó cuando ya había consenso en el sentido de que la figura del partido era, hasta entonces, el “Tabla” Hernández. Y es que el arquero rojinegro, en efecto, a esas tempranas alturas del cotejo, ya había salvado la caída de su marco... ¡en cuatro ocasiones!
La alegría duró poco a los rojinegros: tres minutos, para ser exactos. Un golazo de Damián Manzo obligó a los simpatizantes del Atlas a poner los pies sobre la tierra. Y el de Cvitanich, cuando faltaba un cuarto de hora de juego, demostró que la travesura del “Chango” Moreno que puso a soñar a algunos, había sido un accidente del futbol.

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El corolario de la jornada fue la goleada de los Estudiantes-Tecos ante el América, que confirma a los primeros como serios aspirantes a bailar con la más fea durante el próximo Torneo de Clausura.