* Decepciones

Si de los experimentos que hasta la noche del miércoles realizó Javier Aguirre en los encuentros amistosos ante rivales de medio pelo, se esperaba ver salir de su chistera un as truculento para llevarlo oculto bajo la manga, como la carta de triunfo en las confrontaciones ante Sudáfrica, Uruguay y Francia en el Mundial en puerta, será mejor bajar de la nube de una buena vez, y poner los pies en el polvoriento suelo de la realidad.

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La cancha tiene, con respecto a las alfombras, la ventaja de que, aunque ya se haya inventado el pasto sintético, no sirve para esconder basura debajo de ella.

Así, el miércoles fue ostensible que dos de los candidatos a ser incluidos en la lista definitiva, decepcionaron a quienes esperaban ver en ellos al “creativo” y al “hombre gol” que tanto el seleccionador nacional como los aficionados quisieran tener en el elenco...

Uno, Adolfo Bautista, volvió a ser el jugador-luciérnaga que ha sido, vía de regla, a lo largo de su carrera: un jugador de chispazos ocasionales... pero, a la postre, inconstante e intrascendente. No en vano ha peregrinado por tantos equipos. No en vano ha sido incapaz de convertirse en titular indiscutible en ninguno de ellos. No en vano se ha limitado a tener ocasionales inclusiones en la Selección. No en vano deja la sensación de que juega más para la tribuna —por sus poses, por sus extravagancias, por sus fachas...— que para el equipo que le paga.

Otro, Matías Vuoso, está lejos del nivel de eficiencia que le permitió erigirse, alguna vez, en el goleador del circuito. Y como el técnico nacional debe dar prioridad, a la hora de elaborar la lista definitiva, más al presente que al pasado —es decir, al historial, por glorioso que pueda ser— de los candidatos, la conclusión es que “más vale pájaro en mano” (por la regularidad que en este momento tiene como goleador, en la comparación obligada, el “Chicharito” Hernández), “que cien volando” (por los que Vuoso conseguía para el Santos Laguna en sus mejores días como depredador del área).

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Queda claro, en todo caso, porque Giovani y el “Chicharito” aún tienen que probar que ya están maduros para la responsabilidad de ser titulares en una Copa del Mundo —¡nada menos que eso...!— que (dicho sea con todo respeto) “con estos bueyes hay que arar”.