* Cuento chino

Fueron los resultados perfectos para calentar —por si hiciera falta...— el cotarro, con vistas al “Clásico” del próximo domingo: el Atlas, que comenzó del Torneo de Clausura arrastrando la cobija, volvió a ganar y confirmó progresos; el Guadalajara, al que algunos juraron haberle visto estatura de campeón a raíz de aquel aplastante 5-0 ante el Pachuca, volvió a mostrar la cara deslucida de la moneda al sufrir dos derrotas al hilo: ante Caracas, en la Copa Libertadores, y ante Jaguares, en la competencia doméstica.

Sin ser definitivo, porque el siguiente fin de semana apenas se estará disputando la décima de las 17 fechas del preámbulo del verdadero campeonato, el “Clásico” será una magnífica ocasión para que los dos equipos muestren su verdadero rostro: el de protagonistas... o el de “extras”.

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El sábado, por lo pronto, el Guadalajara volvió a ser un cuadro inoperante: errático atrás y chato adelante. Volvió a demostrar que el asunto de la “filosofía Chiva” es un cuento chino: cuando hizo dos cambios “ofensivos” —Ávila por Ponce y “Chícharo” Hernández por Solís— en los primeros minutos del segundo tiempo, comprobó, en tres patadas, que no basta con poner más jugadores de tendencias ofensivas en un equipo para que se modifique la decoración en el sentido que se pretende. Si fuera sólo poner al “Gaucho” y al “Chícharo”, estaría bien; pero como para incluir a dos “atacantes” hay que retirar a dos defensores, es lógico que antes de acusar la fuerza que se intenta incorporar a la ofensiva, se sufra por la salida de los jugadores que cumplían la otra función.

(“Elemental”, diría Sherlock Holmes..., quien, por cierto, nunca tuvo ínfulas de técnico de futbol).

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El Atlas, mientras tanto, aunque no tuvo enfrente al sinodal más exigente que podría encontrar, volvió a ser eficiente en el ataque. Los balazos de Achucarro y Pacheco confirmaron que este equipo utiliza como sistema lo que otros se limitan a emplear como recurso: el disparo de media distancia... El manejo de partido, al retirar a Achucarro, Bottinelli y Vargas —los tres atacantes sudamericanos— no sólo permitió preservar la ventaja de un gol, sino acrecentarla y preservarla.

Los “Tecos”, en tanto, volvían a perder, para resbalar hasta el tercer lugar de su pelotón... y confirmar la decepción en que está convertido, a la hora de los mameyes, el cacareado “Grupo de la Muerte”.