Sábado, 18 de Octubre 2025
Deportes | Por: Jaime García Elias

* “Cenicienta”

A propósito por Jaime García Elías

Por: EL INFORMADOR

Puesto que “sólo los guajolotes se mueren la víspera”, el más elemental sentido común aconseja esperar. “Calma --aconseja el adagio--... y nos amanecemos”.

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Hoy al mediodía, una vez que se defina el grupo en que el azar --inofensivo invidente al que Joseph Blatter, recordando sus años mozos de boy scout, servirá de lazarillo-- coloque a México, podrá comenzar el juego de las especulaciones con respecto a sus perspectivas en el Mundial del año próximo.
No ser cabeza de serie --como fue hace cuatro años, gratuitamente, merced a  una valoración de sus méritos realizada con una torpeza escandalosa-- ya es, de entrada, una desventaja. Aunque para efectos estadísticos se le coloca en el “segundo bombo”, cualquiera entiende, a la vista del vecindario que le tocó (Australia, Honduras, Japón, Corea del Norte, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Estados Unidos), que los encargados de atribuir jerarquías lo mandaron al selecto grupo de los condenados a hacer el papel de carne de los leones.

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Claro: se dirá que precisamente de esos grupos surgen los “equipos Cenicienta” de todos los mundiales. Sin embargo, por un pato que eventualmente encuentra la manera de tirarle a las escopetas --la excepción que confirma la regla--, sublimando, contra todos los pronósticos, sus recursos futbolísticos, a los demás sólo les queda resignarse a desempeñar el modesto rol que el destino les encomendó.

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No se trata de practicar el mexicanísimo deporte de la autodenigración. Se trata de valorar, objetivamente, fortalezas y flaquezas...
México sufrió para conseguir el boleto para el Mundial, en un grupo geográfico en que tradicionalmente fue “Rey Tuerto en Tierra de Ciegos”. Estados Unidos ya le arrebató ese título. Honduras le pelea codo a codo... La materia prima de que dispone es de calidad medianeja. Hay, sí, jugadores con oficio, suficientemente probados en las competencias domésticas. No hay, en cambio, jugadores sobresalientes en talento, temperamento y calidad.
No hay, en suma, ni siquiera considerando a los pocos mexicanos que juegan en el extranjero y a los muchos mexicanos que podrían naturalizarse para meterlos a la Selección, el material humano que prometa un Mundial consagratorio para el futbol mexicano... ni siquiera en la hipótesis de que Joseph Blatter --para corresponder a las gentilezas, rayanas en la lambisconería, que cosecha cada vez que viene a México-- tuerza el brazo al azar, a favor de los tricolores.

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