* ¡Ay, Atlas...!

En lo deportivo, mientras siga siendo cierto que “una golondrina no hace verano”, sería aventurado afirmar que la victoria del Atlas en Pachuca, el sábado pasado, sin Barbosa, Fuentes, Bottinelli y Vargas en la alineación, demuestra lo que ya se sospechaba: que la etiqueta de “refuerzos” les queda demasiado holgada a los jugadores sudamericanos del equipo. En lo administrativo, en cambio, el “Caso Barbosa”, sobre todo, es sintomático de que los vicios de la institución, lejos de desterrarse, tienden a arraigarse.
Mire usted...

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La semana pasada, algún dirigente declaró tímidamente que Mariano Damián Barbosa, el arquero (pese a todo) titular, había solicitado un permiso --“por razones personales” que nunca se explicitaron-- y que, en consecuencia, saldría de la alineación. Sin embargo, al anunciar el cuadro que opondría a los “Tuzos”, el técnico Carlos Ischia lo dijo muy claramente: Canales iniciaría, y Barbosa dejaría el puesto “porque acusa una baja de juego”.

Después, a raíz de que Barbosa no estuvo en el banco de suplentes, vino otra versión: que al enterarse de que sería marginado, el argentino consideró que sus exquisitas pulgas no merecían un desaire tan grosero, y prefirió quedarse en Guadalajara.

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Ahora bien: como las versiones de que la negativa de Barbosa a ir a Pachuca como reservista eran --para decirlo con todas sus letras-- un desplante de vedetismo, imperdonable en un profesional del futbol, la directiva volvió a patinar. Su silencio, dos días después de que se difundió esa especie, denota, una de dos: descuido para poner los puntos sobre las íes, en honor a la verdad y al respeto que merece la hoja de servicios de su jugador --que forma parte, por lo demás, de los activos del club--..., o demuestra, a partir de que “el que calla otorga”, que Barbosa, en efecto, hizo su numerito e incumplió su compromiso de estar a disposición del equipo, de disciplinarse ante las decisiones de su superior... y, en el último de los casos, respetar al grupo.

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En lo que son peras o son manzanas, y con el antecedente de la reciente baja de Zepeda, Méndez, Trujillo y Pérez, queda --salvo prueba en contrario-- la sensación de que en el Atlas hay dos medidas: una para los nacionales... y otra para los extranjeros. (O, como dijo aquél: “Aquí todos somos iguales... pero unos son más iguales que otros”).