Sábado, 04 de Mayo 2024

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Cultura | Novela histórica

Voz para los otros personajes detrás de la historia oficial

Alejandro Rosas explora un fragmento de la Revolución en Sangre y fuego

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA,JALISCO.- Lo que le gusta a Alejandro Rosas es la historia, escarbar en el pasado y rescatar de él la otra historia que ha yacido subterránea durante décadas, humanizando a los personajes, los grandes “héroes” y haciéndolos accesibles a los lectores.

Pero en Sangre y fuego (Planeta), decidió dejar el tono académico y aterrizar la historia desde la perspectiva de la novela; con la inserción de sucesos reales, pero uno que otro personaje que quizá no existió, aunque bien pudo haber sido uno más de las sombras en el recuento oficial.

“Ésta es mi primera novela histórica; llevo ya varios años publicando libros de investigación histórica sobre la Revolución, la Independencia, algunos estudios biográficos de los personajes, pero ahora dije: ‘quiero meterme a la ficción’. Cuando uno está reconstruyendo de manera histórica a un personaje, lo que necesita uno es a veces también imaginación, porque no siempre vas a obtener el 100% de las piezas para reconstruirlo; hay que intuir, hay que deducir, reflexionar y hay que imaginar un poco los escenarios para tratar de darle coherencia”, explica Rosas.

Así, la historia de Sangre y fuego se estaciona en el Huertismo, un periodo muy violento, “la caída de Madero, el asesinato, cadáveres por aquí, cadáveres por allá”, pero desde la mirada de tres personajes ficticios: Jovita Arrellano, un coronel que es el preferido del Huertismo y un profesor que es un idealista y se une a la Revolución hasta que desencanta de ella.
“Con Sangre y fuego, independientemente de que los hechos históricos narrados sí están bien justificados y comprobados, no pretendo que el lector encuentre aquí una clase de historia, sino más bien una serie de reflexiones sobre la naturaleza humana; quiero que la novela provoque al lector para que se vea reflejado en los personajes con sus dudas, temores, reflexiones; porque finalmente son personajes de claroscuro, no están el villano terrible, ni el idealista perfecto y la mujer esperanzada, no”, explica.

- ¿Qué papel juega lo novela histórica en la actualidad, cómo la perciben los lectores?
- Se está leyendo mucha novela histórica, hay un resurgimiento que me parece muy bueno; pero creo que a veces la gente tiene la sensación de que con leer novela histórica, ya saben de historia. No. Es como lo que sucedió con El código Da Vinci, es una novela que vendió millones de ejemplares, pero no puede ser un referente para que tú digas ‘ahora ya conozco de María Magadalena o del Opus Dei. Creo que la novela hay que tomarla como eso, es un ejercicio de imaginación, pero no es un lugar para aprender historia. Lo que debe de provocar la novela histórica sí es, que si te gusta un pedazo de historia de esa novela, que vayas a buscar el ensayo, la crónica, la biografía, que te permita ampliar la historia.

- ¿Por qué decidiste convertir a una mujer en tu personaje principal?

- Dar voz a este tipo de personajes, es dar voz a una serie de individuos anónimos, los que nunca tuvieron voz y nunca los vamos a escuchar. Entonces yo trato de ser empático a través de estas mujeres (está también la antagonista de la protagonista), entender sus circunstancias y creo que vale la pena darles voz”.

- ¿Sangre y fuego pretende sumarse a los festejos por el Centenario de la Revolución Mexicana?
- Mi tema siempre ha sido la Revolución, prácticamente es mi onceavo libro; siempre ha sido éste mi tema de investigación favorito, es el que más gozo y más disfruto, y realmente el libro sale en vísperas del 2010, pero realmente no tenía ninguna intención. En todo caso debí haber escrito sobre otra cosa, porque se va a llenar tanto el mercado (de estos temas) que difícilmente sobreviviremos unos y otros. Más bien ya lo tenía previsto”.

Aimeé Muñiz

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