Domingo, 19 de Mayo 2024
Cultura | Por: Enrique Navarro

Visiones de Atemajac

Medio siglo de la Casa de la Cultura Jalisciense (V)

Por: EL INFORMADOR

La contraparte de la Casa de la Cultura Jalisciense, me refiero a la Biblioteca Pública del Estado, es, por sí misma, todo un capítulo especial. Representa la parte más sólida del conjunto. Y obviamente no me refiero a lo material, sino a sus aportes y trascendencia como institución cultural y educativa.

Fundada el 24 de julio de 1861 a partir de un decreto del entonces gobernador Pedro Ogazón, la Biblioteca Pública del Estado se integró con los fondos expropiados del antiguo Seminario, del Instituto de San José y de los conventos de religiosos, ubicándose en la planta alta del Seminario Conciliar (actual Museo Regional de Guadalajara). Sus primeros directores fueron Ignacio Acal y José María Vigil. Ruben Villaseñor Bordes, sin embargo, aseguró que el primer director de la Biblioteca fue Fray Luis Mongrovejo, lo cual no deja de ser curioso, pues en esos tiempos la relación del poder político y el clerical era como el agua mezclada con el aceite. Parece que el religioso decidió acatar las Leyes de Reforma, pero dura en el cargo sólo tres meses, ya que muere de tifoidea en octubre de 1861.

La Biblioteca abre sus puertas al público hasta 1874, haciendo la apertura solemne el gobernador Ignacio L. Vallarta. Es en 1894 que la Biblioteca se cambia a la planta baja del mismo edificio, ocupando el área vecina a la esquina de Hidalgo con Pino Suárez.

La Biblioteca depende desde 1925 de la Universidad de Guadalajara por instancias de José Guadalupe Zuno, quien, nada más natural, desde su posición de gobernador y refundador de la máxima casa de estudios, gestiona tal moción.

Todavía recuerdo, no sin extrañeza, las sensaciones que me produjeron mis visitas infantiles a la singular Biblioteca allá en los primeros años de la década de los setenta del pasado siglo, merced a que los profesores de la primaria nos enviaban a investigar tareas escolares. El acceso era por la calle Hidalgo y lo primero que nos recibía eran penetrantes olores de papeles viejos, escritorios de madera vetusta y sudorosos infantes.

Los libros y periódicos se amontonaban en los altísimos estantes y cada vez que hurgábamos para buscar algún material parecía que todo se nos caía en la cabeza. Nos atendían las clásicas bibliotecarias de aquellas épocas: eran señoritas cascarrabias y diligentes a manera de cotorritas pueblerinas. La precaria iluminación no hacía sino acentuar el ambiente enrarecido y antañón del recinto. Al final de la consulta bibliográfica resultaba altamente contrastante el hecho de salir a respirar el aire fresco de la plaza, así como la percepción de la clara luz vespertina proyectando las sombras de las torres de Catedral.

El profesor José Cornejo Franco fue director de la Biblioteca de 1941 hasta 1977. A él le correspondió no sólo la preservación y enriquecimiento de los acervos en una etapa en que la modernización de la región en ocasiones destruía para construir, sino que también pudo legarnos testimonios invaluables por conducto de sus propias investigaciones históricas publicadas. En 1975 culminó la mudanza de la Biblioteca hacia buena parte del edificio de la Casa de la Cultura Jalisciense.

navatorr@hotmail.com

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