Cultura | José Leyva presenta un ensayo sobre la escritores mexicanos modernos Perversos y Pesimistas de hace 100 años El nuevo ensayo de José Mariano Leyva explora las obras de los escritores decadentes mexicanos del nacimiento de la modernidad Por: EL INFORMADOR 9 de agosto de 2013 - 23:25 hs Leyva echa un vistazo en los autores decantes, algunos incluso con un mayor impacto que los jóvenes escritores de hoy en día. NTX / GUADALAJARA, JALISCO (10/AGO/2013).- A finales del siglo XIX y principios del XX, surgió en México un grupo de escritores que, siguiendo las tendencias de la cultura francesa, se volcó hacia todo tipo de excesos y se dedicó a explorar temas antes proscritos por el “buen gusto”. Autores como Rubén M. Campos, Ciro B. Ceballos, Alberto Leduc, Amado Nervo, Efrén Rebolledo, Julio Ruelas y José Juan Tablada, son algunos de los iniciadores de la corriente conocida como el “Decadentismo”, y es a ellos a quienes José Mariano Leyva (Cuernavaca, 1975) dedica su último libro. El ensayo de historia literaria se titula Perversos y Pesimistas: Los escritores decadentes mexicanos en el nacimiento de la modernidad, y fue recientemente publicado por la editorial Tusquets. La idea para su realización —contó Leyva vía telefónica— surgió en un proceso anterior de investigación, el cual dio como resultado la publicación de El Complejo Fitzgerald (Tierra Adentro, 2008), donde el autor explora a través de diversas personalidades, el paradigma del “joven escritor del siglo XX”. Leyva quiso saber, entonces, quiénes habían inaugurado dicha categoría en México, y fue allí que descubrió a los escritores decadentes. Se dedicó a leer sus obras y se sorprendió con la vigencia de sus temas ásperos, con la violencia explícita descrita en sus ficciones y el rechazo frontal de la ideología dominante de la época: el Positivismo, dedicado a exaltar el orden y el progreso. Entre las diversas obras que Leyva analiza en su ensayo está El Bachiller, de Amado Nervo, una de las primeras que escribió el también poeta mexicano. Trata sobre un hombre “tremendamente religioso”, que al mismo tiempo tiene aficiones masoquistas. “En una de las escenas —contó el autor— Amado Nervo describe cómo el hombre se está dando de latigazos mientras la pared de atrás se va manchando de sangre”. Su tío, preocupado, se lleva al muchacho a una hacienda, y allí aparece “una mujer demonio —que es muy típica en la literatura decadente— que lo trata de seducir, y el bachiller va perdiendo el control”, al grado de cortarse el órgano sexual con una guillotina. “¡Imagínate eso en 1898!, y peor —todavía— cuando la mujer lo seduce con un discurso de por qué la Iglesia Católica es completamente inútil en la sociedad en la que están viviendo”, expresó el escritor. “Es una historia sensacional que tiene una crítica hacia todos lados: hacia la Iglesia, hacia la sociedad, y que tiene una manera muy moderna de ver las cosas en un momento que es muy temprano”. De Francia para el mundo El contexto social jugó un papel crucial en estos escritores, explicó el también historiador, pues en ese momento surgieron muchos de los avances tecnológicos, empezando por la luz eléctrica. También comienza a desarrollarse la teoría del psicoanálisis, de la cual los decadentes tomaron ciertos conceptos, como el de la neurosis y las psicopatías sexuales, temas de los que se hablaba por primera vez desde una óptica científica y no religiosa. Para José Mariano Leyva, la corriente Decadentista fue probablemente la primera moda literaria, y sus representantes, los primeros escritores globalizados: “De repente tenemos en Francia a un hombre que se llama Charles Baudelaire que empieza a lanzar ensayos sobre el hachís, el opio, sobre Edgar Allan Poe, y que publica un libro —Las flores del mal— que es censurado de inmediato (…) y entonces todo este conjunto, la visión de Baudelaire, el hecho de que hubiera sido perseguido, el hecho de que hablara de los excesos casi defendiéndolos, incendia la mente de muchísimos jóvenes en todo el mundo”. En cuestión de dos o tres meses y gracias a los avances tecnológicos en las comunicaciones, los nacientes literatos comenzaron a emular la literatura decadente francesa, aunque dándole un tono distinto de acuerdo a cada país. —¿Cuáles fueron las particularidades de los escritores decadentes mexicanos? —La Francia de los escritores decadentes no era tan católica como México. Es decir, los progresistas mexicanos eran porfiristas y positivistas, pero inevitablemente tenían todavía un rasgo muy de catolicismo y de conservadurismo que tal vez en Francia ya no existía. Entonces la Iglesia Católica sí se volvió un blanco para los decadentes mexicanos. —¿Cómo reaccionó la sociedad porfirista ante este movimiento literario? —Evidentemente crearon muchísima polémica en México. Cada texto decadente que salía, la prensa nacional lo apaleaba y lo censuraba. Tienes el caso de Misa Negra de José Juan Tablada, donde hace una equiparación entre un amor lujurioso y una misa. Esa fue la gota que derramó el vaso, y por eso los decadentes tuvieron que crear la Revista Moderna, donde podían escribir sobre lo que les interesaba escribir. —¿Qué sucedió después con los escritores decadentes? —Hay como tres desenlaces distintos. El más común es que murieron muy jóvenes por los excesos de alcohol. Luego están los que dejaron de ser decadentes y cambiaron su estilo, como José Juan Tablada y Amado Nervo, que se fueron al Ateneo de la Juventud: el siguiente grupo de jóvenes escritores. Y el último caso, que es el más dramático y que se representa bien con Ciro B. Ceballos, es que al llegar la Revolución Mexicana no encontró un sitio en la nueva propuesta cultural. Atacó muchísimo a Tablada por venderse a los nuevos estilos, y murió solo en su departamento. Los decadentes desaparecieron con la Revolución Mexicana, pero permanecieron sus temas, sus obsesiones y sus personajes, que los jóvenes escritores del siglo XX siguieron recuperando, aunque no supieran quiénes los inventaron originalmente. —¿Considera que hay escritores contemporáneos que son herederos de esa tradición? ¿O quiénes son los nuevos rebeldes de la literatura mexicana? —Hasta hace 30 o 40 años era muy difícil que los jóvenes publicaran. Hay que recordar que a Fadanelli, cuando empezaba, nadie lo quería publicar y por eso tuvo que crear su propia editorial que es Moho. Y de repente en el último cambio de siglo, los jóvenes escritores se volvieron como una marca rentable y están por todos lados (…) Y casi de manera inevitable tienen que ser rebeldes, lo cual me parece ya más un formulismo que otra cosa, una manera de venderse. Que quizá también lo fue para los decadentes, pero al menos eran originales. Y lo que creo que es más triste y no tiene la culpa nadie más que la propia historia, es que la injerencia que el día de hoy tienen los escritores, es muchísimo menor a la importancia que tenían hace 100 años. Lo que un joven escritor decía hace 100 años, tenía una repercusión mucho más vigorosa de la que pueda existir el día de hoy. PERFILLa voz y la palabra José Mariano Leyva nació en Cuernavaca en 1975. Estudió Historia en la Universidad Nacional Autónoma de México y es también narrador y ensayista. Ha sido columnista en publicaciones como Nexos, Sábado, Crónica Cultural y Replicante. Es autor de la novela “Imbéciles Anónimos”, merecedora del premio Bellas Artes José Rubén Romero. Temas Literatura Escritores Lee También László Krasznahorkai: Libros para adentrarse al mundo del nuevo Nobel de Literatura ¿Cuánto cuestan y dónde comprar los libros del Nobel de Literatura 2025? 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