Miércoles, 15 de Mayo 2024
Cultura | La rosa, el zorro y el aviador tienen importancia en el relato, aquí revisamos su rol

Los personajes de 'El principito', una galería de representaciones

La rosa, el zorro y el aviador tienen importancia en el relato, aquí revisamos su rol en la emblemática historia

Por: EL INFORMADOR

Seres de ficción en el texto pueden representar roles sociales. ESPECIAL /

Seres de ficción en el texto pueden representar roles sociales. ESPECIAL /

GUADALAJARA, JALISCO (28/JUL/2014).- Justo cuando se cumplen 70 años de la desaparición del aviador y escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, su obra más conocida -" El Principito"- continúa evocando en sus lectores, jóvenes y niños, las aventuras de un ser peculiar que, en sus andanzas por la Tierra y otros planetas, se cruza con otras no menos extrañas criaturas que, como otros tantos seres de ficción, pueden representar roles sociales que, para el caso de esta emblemática historia, implican la probabilidad de alejarnos de la felicidad e incrementar nuestra soledad.

La narración comienza cuando un aviador cae en el desierto y ahí encuentra a un joven que le solicita, como favor, le dibuje un cordero; aunque accede y consigue tras varios intentos complacer la curiosidad de quien se le figura un pequeño príncipe, con el tiempo escucha el relato de quien, procedente de un planeta muy pequeño, ha recorrido muchos otros marcados por sus dimensiones y habitantes.

Aquí hacemos un recuento de los personajes que presenta la historia.

Principales:

El Principito: Es el protagonista de la historia; un joven -casi un niño- que solía vivir en un planeta llamado B612 y del cual partió debido a que se sentía solo. Si bien en su hogar brotó una flor a la que "domestica" y se convierte en su amiga, cuando decide recorrer el universo "para hacer amigos", es cuando llega a la Tierra que comprende que no podía estar sin su flor.

El aviador: Es el narrador principal de la historia; como aviador, se halla en el desierto debido a un desperfecto mecánico que sufre su aeronave, pues trabaja en el correo aéreo. Ahora, el relato nos permite enterarnos de cómo -cuando era pequeño- los adultos acabaron con su anhelo de ser dibujante, pues comprendieron muy poco sus "explicaciones" acerca de lo que plasmaba en el papel. Se dice que representa la conciencia adulta, aunque es obvio que su relación con El Principito, de alguna manera, le hace retornar a sus sueños de infancia.

Secundarios e incidentales:


La flor: De carácter orgulloso, confiada en la protección de sus espinas, se creía la más hermosa de todas aunque no fuera única. Puede representar la vanidad y el orgullo, porque su vida depende de los cuidados que le da El Principito; asimismo, el egoísmo, pues sólo piensa en sí misma. A los ojos de quien la cuida, sin embargo, significa no sólo la pureza del amor desinteresado, a quien prodiga sus cuidados, es también la lealtad y responsabilidad a quien es débil e inocente. Refiere, pues, a valores que en el mundo adulto suelen perderse, olvidarse o dejarse de lado por cuestiones que se creen de mayor importancia.

El zorro:
Supone su existencia como monótona y aburrida, quiere ser domesticado -al menos eso parece decir al Principito- pues eso le daría un lazo afectivo con alguien; hay, por supuesto, quien lo juzga una manifestación de la sabiduría o la amistad, porque sus sentencias brindan "respuestas" al protagonista (quien reconoce debe ir en busca de su flor porque es su responsabilidad).

El cordero: Su significado estriba en que el protagonista lo hace "real" al creer en él; es a un tiempo el amigo que ayuda a solucionar problemas como, también, quien puede traicionar.

Los baobabs: Desde sus raíces, representan los problemas que deben solucionarse antes que sean demasiado complicados; si los niños -que somos nosotros- deben estar alertas, también requieren de la disciplina y el cuidado para poder diferenciar lo bueno de lo malo, y actuar en consecuencia. ¿Personajes de verdad? Juzgue el lector.

El rey: Claro, es un sinónimo de autoridad, pero su encuentro pone de manifiesto que nadie tiene autoridad sobre otro, aunque sea "rey". Ahora, desde sus palabras, bien puede representar la ambición de poder, sin embargo, sus órdenes atienden a cosas que se harán de cualquier modo, por ello el humor es una mejor reacción que el desagrado ante sus actitudes prepotentes.

El vanidoso:
Encarna, desde luego, la vanidad -ese defecto que todos tenemos-, pero asimismo el egoísmo y el deseo de reconocimiento y admiración social. Gracias a él recordamos que la apariencia no es lo más importante ni sirve de mucho si estamos solos.

El borracho:
Es sencillo ver en él la falta de fuerza de voluntad o el anverso de la superación humana; después de todo, bebe para olvidar que tiene vergüenza de beber. Su aspecto da cuenta de cómo un problema puede llevar a un callejón sin salida si no se hace lo debido para superarlo.

El hombre de negocios:
Simboliza la avaricia y la ambición económica, es claro, pues se encuentra siempre ocupado contando las estrellas que piensa poseer y utilizar para comprar más estrellas, aunque desconozca sus nombres. No tiene tiempo para sí mismo ni para nadie, es un esclavo del trabajo que lo enriquece, pero no disfruta de las cosas ni es libre del todo nunca.

El farolero: Vive en un sitio donde enciende un farol cuando empieza la noche y lo apaga cuando despunta el día; con eso se gana el respeto y la amistad del Principito, a pesar de que su situación -de compromiso y lealtad- es absurda porque enciende y apaga el farol cada minuto, que es lo que dura un día en su planeta. Enseña que hacer lo que uno debe puede eliminar la posibilidad de hacer lo que uno quiere de verdad. Junto al aviador, es el único personaje de carácter abiertamente positivo que conoce el protagonista.

El geógrafo: Si bien es sabio, inteligente y estudioso, pasa todo el tiempo en su escritorio, elaborando mapas, sin salir a explorar por sí mismo. Se interesa por las cosas eternas e invariables pero no en la naturaleza efímera. Se dedica a ganar conocimiento pero no experimenta nada por sí mismo; con todo, este personaje inculca en el Principito la idea de la finitud de las cosas.

 La Serpiente:
Vivía en el desierto a donde llegó el principito; lo único que posee es su veneno, con el que pone a "dormir" al protagonista, lo que nos pone de cara al fin de la historia.

 El mercader de píldoras:
Lo encuentra el Principito en el capítulo XXIII, vende pastillas que quitan "el deseo de beber", con lo que se gana tiempo para utilizarlo en lo que uno desee. Su aparición puede interpretarse como una reflexión sobre lo rápido que avanza el mundo.

EL INFORMADOR / RICARDO SOLIS

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