GUADALAJARA, JALISCO (05/OCT/2016).- México es un país de contrastes, un crisol de sociedades diferentes, un mosaico multicolor que no se entiende sin la desigualdad de sus clases. Arrastra desde la conquista española un lastre que permite que las clases altas puedan sacar ventaja de las clases trabajadoras. Lo sabe L. M. Oliveira, ensayista y novelista en su nuevo trabajo, “Árboles de largo invierno”, reflexiona sobre la humillación y las aristas que surgen de ella: la pobreza, la marginación, la poca educación y la invisibilidad a la que son sometidas cientos de miles de personas en el país.Editado por el sello oaxaqueño Almadía, “Árboles de largo invierno” recorre de manera temporal las formas en que la degradación se convirtió en un símbolo de estatus. “No ha cambiado la forma de humillar, más bien hemos acrecentado las maneras de humillar. En el siglo XVII y XIX se supone que abolimos la esclavitud pero hoy en día siguen habiendo trabajos de esclavos, parece que sólo abolimos la idea pero ahí sigue presente; entonces, la humillación sigue ahí pero además tenemos estos nuevos medios que nos permiten humillar a las personas sin siquiera verles la cara, entonces esa es una humillación utilizando el lenguaje, es muy fácil humillar de esa manera porque se basa ya no en la ignorancia sino en la absoluta falta de reconocimiento del otro, porque como ni siquiera te tienes que mostrar, ni te preocupas por verle la cara, resulta muy fácil”, dice en entrevista con EL INFORMADOR L. M. Oliveira.También deja en claro que si bien no es fenómeno nuevo, sí se ha focalizado en sectores vulnerables, que son producto de una cadena de desatenciones y de un capitalismo que busca rentabilizar al máximo a los seres humanos. “La Conquista marca, es un hito en la historia de América, y obviamente la historia mexicana está cruzada por la Conquista, cambió la forma en que este país se entiende. Fue muy injusta y no nos hemos detenido a revisar las grandes cicatrices dejó, y yo no soy de los que cree las ideas maniqueas ni mucho menos afirmo que la Conquista fue nefasta, lo que estoy diciendo es que si bien México existe gracias a ella lo que no hemos hecho es detenernos a revisar todos los momentos de humillación que esa Conquista dejó, no sólo en los pueblos que existían antes de la llega de los españoles, sino en las formas de explotación de unos por otros, y eso lo seguimos repitiendo, no sólo entre nosotros, sino también con cualquier migrante que pisa nuestro territorio. Los migrantes son una de las figuras más débiles entre los humanos y nosotros nos deberíamos ver en ese espejo porque nos la pasamos criticando la forma en que tratan a nuestros migrantes en Estados Unidos y nosotros somos mucho más crueles y despiadados con los migrantes centroamericanos”.La importancia de la empatíaEl libro de L.M. Oliviera no se centra sólo en la humillación, sino que atraviesa temas puntuales para una sociedad cada vez más polarizada y desigual. El ensayista, que ya antes había escrito sobre la tolerancia y su papel en la sociedad, habla sobre problemas tan básicos como la ausencia de democracia.“La democracia la veo en riesgo si las personas no tienen las cosas básicas para tener una vida digna, entonces hay que tomar medidas pronto. Hay especialistas en el tema de las desigualdad que han hecho diversas propuestas para solucionar el asunto en México, porque si bien en el mundo entero el asunto de la desigualdad se ha incrementado, en México el número es más dramático; necesitamos recurrir a instrumentos de distribución de la riqueza de manera urgente, porque sin o vamos a hondar esta nueva separación de castas”.Sobre la pobreza, otro de los temas que aborda el también novelista, menciona que no es sólo un problema de dinero o de sistemas económicos y políticas públicas mal ejecutadas, sino ante todo, es un problema moral, pues al precarizar a las clases más bajas se impide que la escala social tenga movilidad y se perpetúe y amplíe la desigualdad. Y a consecuencia de ello se regresará a la humillación como resultado de la ausencia de moralidad o de empatía.