Jueves, 02 de Mayo 2024
Cultura | El autor da cuenta de una faceta poco explorada en su obra

La literatura es insolente: Guillermo Fadanelli

El autor da cuenta de una faceta poco explorada en su obra, así que presenta un libro de ensayos, el que escribió, asegura, redeado de libros

Por: EL INFORMADOR

PRONUNCIAMIENTO.Fadanelli no deja pasar la oportunidad para manifestarse en torno a la realidad político-social de México.ESPECIAL  /

PRONUNCIAMIENTO.Fadanelli no deja pasar la oportunidad para manifestarse en torno a la realidad político-social de México.ESPECIAL /

GUADALAJARA, JALISCO (20/AGO/2012).- Dicen las malas lenguas que un buen narrador es un mentiroso a ultranza. Pero en esta ocasión el escritor mexicano Guillermo Fadanelli fue esquivo a esa actividad digna de hechiceros al cristalizar su nuevo ensayo Insolencia, literatura y mundo, editado por Almadía.

Con claridad expositiva, Fadanelli dice que el enroque que lleva a cabo un narrador y un ensayista es sencillo cuando el escritor no quiere demostrar nada. Considera al ensayo una ficción dotada de otras pócimas que no sean las creadas por los personajes, y que logra cuajarse a partir de ideas, conceptos y divagaciones. Habla de literatura, filosofía, democracia y política, de problemas actuales, resultado ostensible de sus lecturas. No aspira a otra cosa que no sea a la sencillez.

A este escritor al que le gustan los hombres en llamas, el Holocausto individual, el sufrimiento, que adora ver a las personas que se quedan sin respuestas a sus problemas, que saben que la vida es una suma de malentendidos a la que tarde o temprano el mal llegará, respondió en el papel a los cuestionamientos que le causaban comezón en el entendimiento. Los escribió y guardó un profundo silencio en medio de un caos de libros. Aquí comparte su parecer.

—¿Qué relación tienen para usted las palabras insolencia, literatura y mundo?

—Sin lenguaje no hay mundo, no lo podríamos nombrar y por lo tanto no lo conoceríamos. La literatura es el medio más ambicioso con que el lenguaje se presenta. La insolencia es una cualidad ya que la literatura no es un pasatiempo de salón ni es arte “bello”, sino una actividad peligrosa, desafiante, crítica e inconformista: insolente en resumen.

-En el libro escribió que el impulso que lo empujó a llevar a cabo la obra fueron la desesperación y la duda, ¿puede explicar este punto?

—Sólo diría que la duda es principio de todo conocimiento, y la desesperación viene cuando uno se da cuenta de que no existe conocimiento absoluto en el mundo ético ni en el físico, ni tampoco una verdad inmutable. Todo es relativo y siempre estamos un poco a ciegas.

—¿Cuál es la transformación que debe tener un narrador de cepa para meterse en las entrañas de un ensayo? ¿En qué cambia su manera de trabajar?

—Es un cambio sencillo siempre y cuando el escritor no sea arrogante y no quiera demostrar nada. El ensayo es también una ficción, sólo que en vez de personajes encuentras referencias, ideas, conceptos, divagaciones. Uno siempre está en medio de una historia y no es origen ni fin de nada. Este libro es la historia de mis lecturas y a lo único que aspiraría es a la sencillez. La diferencia entre hacer un ensayo y escribir ficción es que si escribo novelas o relatos lo puedo hacer hasta en la cocina, en cambio cuando escribo un ensayo estoy rodeado de libros: me dan seguridad. Cuando escribí Insolencia... había en mi mesa unos doscientos libros, un verdadero caos.   

—Usted escribe en el libro que para no sufrir demasiado es necesario aprender a vivir sobre conocimientos parciales o mentiras aceptadas, ¿cuál de estas dos opciones es por la que usted se decanta?

—Prefiero las mentiras aceptadas, de lo contrario se sufre demasiado. A mí no me importa lo que las personas piensan o lo que son, sino lo que hacen. Y si hacen el bien no me importa que digan mentiras ni saber qué piensan.  

—Al ser este un tiempo en que los seres humanos son esquivos a la literatura de ficción, ¿de qué se está perdiendo el mundo?

—Creo que quien no lee es por lo regular un ser limitado en sus concepciones éticas y un estorbo para el progreso civil. La literatura no es sólo un medio para narrar historias (eso es lo de menos) sino el ejercicio del lenguaje que permite a las personas más críticas, reflexivas, alertas y no estar sumidas en la miseria social. Estimular la imaginación es necesario si se quiere encontrar salidas a los problemas comunes. Es mi opinión, aunque la verdad soy pesimista al respecto: vivimos entre bárbaros.

—Usted dice que nada le extraña de lo que sucede en México, ya que la rapiña o el crimen son las constantes de una vida común que se torna pública cuando se transforma en sufrimiento, ¿los mexicanos nos dejamos seducir por la tragedia?

—No, al contrario, es un pueblo demasiado optimista. Sólo así se comprende que trabaje 12 o más horas diarias por unos cuantos pesos, soporte a los políticos corruptos y adinerados y permita, sin hacer nada para oponerse, la concentración del dinero y el poder en unas cuantas manos.  

—Al disiparse las instituciones y ante la hormigueante participación de los jóvenes en lo que acontece en el país, ¿no son estas las “fuerzas en desorden” que no harán más que oponerse para dañarse?

—No, porque estas reacciones en contra del estado actual de la sociedad tienen una misma causa y dirección: la inconformidad y el sufrimiento de agravios comunes: se busca exiliar a los políticos incompetentes, ya que los partidos no han sido una vía adecuada para crear bienestar. Me alegra que los ciudadanos se manifiesten y se conviertan en fuerzas de una oposición honrada.

—¿Qué está pasando con la cultura? ¿Al no presentarse como entretenimiento tiende a desaparecer?

—Habrá cultura mientras exista humanidad. Pero la literatura y las artes van siendo apartadas de la vida común ya que los monopolios de la comunicación y la educación tecnocrática y deficiente van creando zombis, consumidores y espectadores en lugar de seres autónomos y sensibles. No hay ciudadanos, sino zombis.

FRASE

"
Para que existan lectores potenciales se requiere de una buena educación básica y la mexicana es muy deficiente "

Guillermo Fadanelli,

escritor

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