La dimensión humana de Pancho Villa, poco conocida por los mexicanos

CIUDAD DE MÉXICO (28/OCT/2010).- El revolucionario mexicano Pancho Villa es aún un desconocido para buena parte de los mexicanos, que ven en él a un "héroe de bronce en un pedestal" y son incapaces de reconocerle como "un ser humano, con virtudes y con defectos", declaró el escritor Armando Alanís.

El autor y admirador del general revolucionario sostiene que la idea que predomina "es estereotipada"; por un lado la de "un hombre brutal, a veces sanguinario", y por el otro, la de "guerrero incansable" que fue un héroe de mil batallas.

Según Alanís (Saltillo, 1956), autor de la novela "Las lágrimas del Centauro" (MR Ediciones, 2010), que gira en torno a la figura de José Doroteo Arango Arámbula -mejor conocido por el hipocorístico de Pancho Villa (1878-1923)- es una figura difícil de clasificar.

"A mí me interesaba sobre todo acercarme al personaje, un hombre de contrastes", que tenía "grandes cualidades" pero también "algunos defectos considerables", explica.

"Hay un Pancho Villa desconocido que es el Pancho Villa en la intimidad, ese hombre que era tierno con las mujeres al grado que les cantaba canciones, sabía tocar la guitarra, era entonado, ese hombre que era cariñoso con los niños, muy buen padre (...) y muy amigo de sus amigos", señala.

"Entre sus virtudes destacan que era un hombre muy inteligente, alguien que aunque no fue un solo día a la escuela, aprendió a leer y a escribir, tenía un innato genio militar", y que estaba dotado de "una capacidad de liderazgo que le envidiaría cualquier político".

También señala que era una persona "que tenía una idea de la justicia a veces aplicada un poco a su manera, un tanto arbitraria", que si había algo que no soportaba era "la traición".

Como defectos, Alanís sostiene que Pancho Villa "era muy irascible", "se enfurecía, perdía los estribos, sacaba la pistola y podía matar al que estuviera enfrente".

La novela que presenta estos días es fruto de una "extraordinaria admiración" que le acompañó toda su vida por "El centauro del Norte", un personaje que fue un "hombre del pueblo que entendía a la gente del pueblo y luchaba por la gente del pueblo".

"Creo que me empecé a preparar para escribir esta novela sin darme cuenta desde que tenía tres años de edad y me aprendí 'La Adelita'", la canción que ensalza a las soldados femeninas o mujeres que participaron en la Revolución mexicana (1910-1917), recuerda el autor.

La obra refiere las vicisitudes de la vida del que podría ser considerado el revolucionario mexicano por excelencia "desde que comienza su carrera de bandido a los 16 años después de herir en la rodilla a un hacendado".

Empapado de datos biográficos, de visitas a los lugares que frecuentó Villa, documentado con entrevistas hechas al general Villa, el libro es, según su autor, "un largo corrido" sobre un personaje en torno al cual es difícil discernir qué es ficción y qué la realidad.

"Muchas veces no sabemos dónde empieza la historia y dónde termina la leyenda (de Villa)", asegura Alanís.

El propio Villa, según relató Paco Ignacio Taibo II en su biografía narrativa sobre el personaje, llegó a decir que la historia de su vida se tendría que contar "de distintas maneras".

El mismo Taibo II da crédito a hechos extraordinarios como que celebrara o mantuviera en vida veintisiete bodas o relaciones cuasimaritales, y que tuviera veintiséis hijos.

De lo que no hay duda, sostiene Alanís, es de que en un México convulso, el general que comandó la División del Norte fue "el hombre fuerte de México aunque no fuera nunca presidente".

"Realmente le tocó participar en el derrocamiento de dos dictadores, Porfirio Díaz (1830-1915) y Victoriano Huerta (1845-1916), único caso en la historia de México y tal vez del mundo", agrega el autor.

Para Alanís un episodio histórico trascendental como la Revolución mexicana (1910-1917), de cuyo inicio se celebra este año el centenario, quedó "marcada por Pancho Villa", que dejó definitivamente las armas y se retiró a una hacienda donde sería asesinado a balazos en 1920.

Además de esta novela histórica sobre Villa el autor mexicano ha publicado tres novelas, entre ellas una de minificciones titulada "Fosa común", y dos libros de cuentos, entre ellos el titulado "La mirada de las vacas".