Martes, 10 de Diciembre 2024
Cultura | Literatura

Juan Villoro aspira a vivir una “vejez de dramaturgo”

Fue en 1980 cuando dio a conocer un primer texto teatral, Crisol, pero luego el género “se mantuvo sólo como un tentación”

Por: NTX

La tentación teatral nunca se fue del todo, declara el escritor. ARCHIVO  /

La tentación teatral nunca se fue del todo, declara el escritor. ARCHIVO /

BUENOS AIRES, ARGENTINA (12/AGO/2011).- El escritor mexicano Juan Villoro confesó que aspira a vivir “una vejez de dramaturgo”, porque por fin pudo sumar el encantamiento de la creación teatral a un trabajo literario centrado, hasta ahora, en el cuento y la novela.

“Lo que me interesa desde el punto de vista literario es la posibilidad de la voz hablada que ofrece el teatro”, dijo el autor, durante una entrevista pública que ofreció ayer en la sede de la Fundación Tomás Eloy Martínez, en Buenos Aires.

Villoro explicó el camino recorrido para la llegada de su obra Filosofía de vida, que se estrenará la semana próxima en Buenos Aires en medio de una fuerte expectativa. Contó que la obra es una adaptación de El filósofo declara, la puesta que estuvo en cartelera el año pasado en México y que fue vista por el director Javier Daulte, quien se entusiasmó con llevarla a la capital argentina.

En el diálogo sostenido con el presidente de la Fundación, Ezequiel Martínez, Villoro recordó sus inicios como autor teatral y se remontó a los años de su adolescencia, cuando llegó a sumarse a un grupo en torno al versátil y polémico Alejandro Jodorowsky.

“Pero el teatro era un deseo de pertenencia, no una vocación real al principio; en ese momento todavía no pensaba siquiera en ser escritor”, explicó.

Fue en 1980, rememoró, cuando dio a conocer un primer texto teatral, Crisol, pero luego el género “se mantuvo sólo como un tentación”, porque tradujo obras y trabajó con el autor Ludwik Margules.

Villoro advirtió, además, que pensar en realizar montajes en México nunca ha sido una tarea fácil, y que incluso el propio escritor Jorge Ibarguengoitia fracasó en sus intentos y murió sin ver una buena puesta de alguna de sus obras.

Sin embargo, dijo el escritor mexicano, la tentación teatral nunca se fue del todo, sobre todo porque siempre le intrigó la exploración de diálogos como forma de acción, cuando la definición de los personajes se da a partir de lo que hacen, no de lo que dicen.

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