Domingo, 12 de Octubre 2025
Cultura | Investigación sobre el primer arquitecto en Guadalajara

José Gutiérrez, un legado vigente

La firma del artista neoclásico está presente en edificios emblemáticos que se construyeron a principios del siglo XIX

Por: EL INFORMADOR

La arquitectura de la ciudad está ligada a un nombre: José Gutiérrez. Su legado está presente aún en las calles del Centro Histórico de Guadalajara en inmuebles como el Instituto Cultural Cabañas, el frontón de la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz y el Sagrario Metropolitano, edificios que se construyeron en los primeros años del siglo XIX, es decir, durante la lucha de Independencia.
La profesora investigadora de la Universidad de Guadalajara (UdeG) Adriana Ruiz Razura contempla la publicación de su tesis doctoral con el fin de rescatar a este personaje que marcó la arquitectura de la región. 

José Gutiérrez fue el primer arquitecto que se instaló en Guadalajara. Egresado de la prestigiosa Academia de San Carlos, fue elegido por Manuel Tolsá para construir el Hospicio Cabañas, encargo que le trajo a la Perla Tapatía en el año 1803.
Tenía 25 años de edad cuando Gutiérrez pisó por primera vez Guadalajara, entonces la Nueva Galicia.

Ruiz Rasura califica al arquitecto como “un hombre con un gran valor que llega a una ciudad tan tradicional y cerrada; sin embargo, tiene la valentía de cambiar a la ciudad en tres edificios que aún existen, porque afortunadamente no los hemos derribado”.  
Además de la responsabilidad de estar al frente de la construcción de La Casa de la Misericordia -inmueble solicitado por el obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo-, tenía la obligación de impartir clases de arquitectura por las noches, detalle señalado en su contrato, explica la doctora en Arte.

El lugar donde los futuros arquitectos se reunían era el Consulado que ahora es un estacionamiento ubicado a un costado de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres. Las clases particulares que Gutiérrez impartía tenían como base a las asignaturas de dibujo, aritmética y arquitectura. Uno de sus principales discípulos fue Manuel Gómez Ibarra.

La llegada del neoclásico

Antes de la Independencia, el estilo predominante era el barroco.  “Jesús Gutiérrez es el iniciador en esa época del neoclásico en Guadalajara”, expresa la también coordinadora de la maestría en Gestión Cultural de la UdeG.

Explica que a principios del siglo XIX Guadalajara era “conservadora, cerrada, religiosa y el estilo que imperaba era el barroco”, que destacaba la importancia y poderío de la iglesia.

La investigadora subraya que uno de los grandes cambios que ocurrió en España durante el reinado de Carlos III con las reformas borbónicas fue que el Gobierno asumió el control del desarrollo de las artes. Así fue como nacieron las academias y esa tendencia llegó a la Nueva España con la Academia de San Carlos de la Ciudad de México, réplica de la Academia de las Bellas Artes de San Fernando.

A finales del siglo XVIII, varias órdenes religiosas estaban asentadas en la ciudad, de las cuales destacó el trabajo de Fray Antonio Alcalde, quien propuso reformas en la traza urbana de Guadalajara para que ésta fuera “más sana”, así como el hecho de sacar a los peatones del Centro.

Algunos ejemplos de inmuebles barrocos son la mayoría de templos y conventos, como el de San Francisco, San Agustín y Santa María de Gracia.

Durante ese momento, los edificios eran de estilo barroco y con la llegada de José Gutiérrez tiene lugar la transformación de la arquitectura caracterizada por los adornos a las tendencias clásicas.

“Con este hombre inicia el neoclásico en la ciudad”, afirma la doctora en Arte.

Dos obras emblemáticas

Ruiz Razura explica que las obras construidas en los primeros años del siglo XIX eran edificios relacionados con la Iglesia o a encargo de esta institución. Uno de esos inmuebles fue el Hospicio Cabañas. La construcción de este edificio proyectado por Manuel Tolsá y dirigido por José Gutiérrez comenzó oficialmente en 1805.

En el mes de febrero de 1810 es cuando abrió La Casa de la Misericordia. “Era un proyecto de la Iglesia, pero adelantado a su época no sólo en el culto, sino en la beneficencia”, expresa Ruiz Rasura.

Otro de sus trabajos también por encargo del obispo Cabañas fue el Templo del Sagrario Metropolitano, ubicado a un lado de la Catedral, sobre la calle de Morelos, cuya construcción data de 1808, después de una gran discusión entre el arquitecto y el intendente de la ciudad Roque Abarca, quien no estaba de acuerdo con el sitio elegido para la edificación, su propuesta era el lugar que ahora alberga la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres.

Dicha pelea fue ganada por Gutiérrez y el Sagrario Metropolitano se construyó donde se encontraba el cementerio de la Catedral. La investigadora afirma que esa polémica está registrada en los documentos del Arzobispado de Jalisco.

EL INFORMADOR/ MAYRA TORRES DE LA O

El trazo urbano


A principios del siglo XIX, la traza urbana era la misma desde la fundación de Guadalajara en 1542, una reticular donde el Río San Juan de Dios era una referencia.  
“Los ricos estaban alrededor de la ciudad, por eso las fincas más importantes estuvieron en el primer cuadro; eran casas enormes todavía antes de la Independencia”, expresa Adriana Ruiz Razura. Sobre el tipo de casas, comenta que era la típica romana, es decir, la que cuenta con un patio en el centro, las habitaciones alrededor y al fondo el comedor.
“La traza era muy tradicionalista y hasta pasando la Independencia es cuando se empieza a modernizar con la llegada de la gente del campo a la ciudad”, afirma la investigadora.
En los estratos sociales de la clase baja, la arquitectura era “perecedera”, es decir, se empleaba materiales como el adobe y la teja. “Eran casas sencillas, regularmente con una habitación grande”, detalla la profesora investigadora de la UdeG.

  • PERFIL
José Gutiérrez

El arquitecto José Gutiérrez nació en España en 1772. Llegó a México cuando aún era un niño y estudió en la Academia de San Carlos. Fue arquitecto y entre sus trabajos destacan la construcción del Hospicio Cabañas, proyecto de Manuel Tolsá. Incluso se dice que el autor del edificio nunca visitó Guadalajara y Gutiérrez fue realmente la figura clave en la realización de La Casa de la Misericordia.

Otras obras son el Sagrario Metropolitano y el frontón de la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz.
El precursor del neoclásico en la ciudad murió en Guadalajara en 1835.

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