Itinerario

Una vez instalada la Cámara de Diputados, como lo está desde el sábado pasado, los trabajos legislativos prenden motores. Y una de sus tareas primordiales por cercana y trascendente será la reconformación que se haga del presupuesto para 2010, en el que hasta donde es posible vislumbrar, el Ejecutivo busca que los ámbitos más sacrificados por la crisis agudizada, sean los de educación y cultura.

El plan de austeridad apunta a la Universidad Nacional Autónoma de México con una disminución que rebasa el 20 % de su de por sí insuficiente liquidez; y por otra parte, dentro de la lógica de que la actividad cultural es ornamento y festejo, se reducirá notoriamente la billetera del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y con ello la ejecución de las políticas culturales en todo el país.

La prueba de fuego de esta recientemente formada Legislatura LXI, serán las modificaciones que se permita hacer a la propuesta presupuestal, en vías de no perjudicar aquellas áreas que implican un desarrollo social directo, y que apuntalan la solidez de una mejora en la calidad de vida.
El sesgo del recorte tendrá un efecto dominó, al menos en los Estados donde gobierna el partido del Presidente, y por ello, se advierte por dónde irá la propuesta del Gobernador de Jalisco, máxime cuando ha sido el Gobierno del Estado quien se ha visto afectado en sus recursos, al resolver problemas financieros de no pocos municipios que cierran administración el próximo diciembre.

En Jalisco, este año, ya se registró una disminución del presupuesto de la Secretaría de Cultura mayor a los 50 millones de pesos, y 2010 se anuncia como muy lejano a lo obtenido este año.
Resulta contradictorio que justo en el año de la celebración del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución, el recorte para la cultura sea todavía más sentido.

El hecho de la conmemoración se trata de un acontecimiento que debiera ser clasificado de prioritario, y por ello asegurar su desarrollo y ejecución a plenitud, con la finalidad de concienciar a la ciudadanía sobre sus más altos valores cívicos y libertarios. Motivo principal por el que la Secretaría de Cultura está obligada a incrementar sus fondos y no permitir un desajuste en demérito de lo conseguido durante lo que suma la administración actual.

Otro golpe que se espera repercuta negativamente es el área educativa, encabezada por la UNAM, y tras ella, todas las universidades públicas, donde se inserta la Universidad de Guadalajara, que luego de un buen esfuerzo y refuerzo en sus arcas con base en el trabajo de la pasada Legislatura, el panorama nuevo es un doble reto.

Cultura y Educación, tanto por sus ingresos locales como federales se verán severamente disminuidos. Y ante la carencia se tendrá la necesidad de fortalecer la creatividad. La pregunta que queda es si realmente cultura y educación son los rubros que merecen ser acortados en sus presupuestos, mientras que otros, poco transparentes y dispuestos a la voluntad del funcionario, son aplicados sin restricciones y bajo criterios no tan claros.