Cultura | por Martín Almádez Itinerario El regreso del 22 de abril Por: EL INFORMADOR 20 de abril de 2009 - 03:17 hs La luz solo es posible desde la oscuridad. Los grandes cambios se han generado en las grandes catástrofes. Las oportunidades se originan en las crisis. En nuestro país y por lo mismo en nuestro Estado, esta es una premisa tan verdadera como tradicional. Nuestra sociedad ha encontrado los cambios anhelados solo si se cruza una situación que desestabilice las estructuras. Entre los ejemplos más socorridos se cuenta la guerra de Independencia que provoca el nacimiento de un nuevo país libre; aparece la Revolución mexicana que forja un pueblo de instituciones; surge el movimiento del 68, con el que se obtiene una ciudadanía crítica que lucha por las libertades de expresión y la pluralidad. En Guadalajara, particularmente, el acontecimiento enmarcado en los ejemplos anteriores, sin duda alguna es el que sucedió el 22 de abril de 1992. Con la tragedia que sufrió la ciudad llegaron los cambios tantas veces exigidos y otros no esperados ni deseados: las autoridades cambiaron de color; la sociedad se adjudicó un carácter participativo; la demografía junto con la vialidad desconocieron los límites; se esfumó el clima templado y hasta húmedo; el más grande de los valles ubicado en Tesistán se convirtió en concreto y contaminó su cuenca. Pero sobre todo, en Guadalajara se creó, de la mano de un espíritu humillado, lastimado, que vivían los tapatíos de ese periodo, un proceso de creación artística insospechado, que a corto tiempo facilita entrever aportaciones afortunadas específicamente en la literatura. Entre lo más destacado, por su valor testimonial -si se me permite el término para calificar a un texto creativo- la novela de la escritora Martha Cerda, llamada Y apenas era miércoles, es una referencia obligada y saludable para entender el estado de oscuridad que guardaba la ciudad, y su estallido de luz enceguecedor y doloroso que le representó la explosión de sus calles y la muerte de tantas personas, por la negligencia gubernamental. Sobre esta novela la autora ha dicho que su camino fue la ficción para a través de ella abordar el tema sin temor a represalias. "Yo hice una crítica muy dura a las autoridades de mi país, en mi novela Y apenas era miércoles. No habría podido hacerlo a través del periodismo", declara para La Hojarasca. En la novela se puede dar seguimiento a los hábitos de quienes ostentan el poder, sus entretenimientos, aspiraciones, vicios, congruencia, ética y sentido de responsabilidad, pero sobre todo, la importancia que le dan al acto de gobernar y el respeto que sienten por sus gobernados. Cerda pone en el papel un mural desvelador de la realidad oscura, y a la vez el color rojo que se dio cita en las calles tapatías a costa del dolor y la tragedia. Es una novela de ficción, en la que lo más natural es afirmar, confirmar, que la realidad supera a cualquier ficción. Esta semana recordamos, de la mano de Martha Cerda, aquella tragedia, y me temo que lo dicho en esas páginas por la autora está tan vigente, tan igual, que parece una novela escrita esta misma mañana Temas Itinerario Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones