En la imaginación de Eduardo Berti

GUADALAJARA, JALISCO (25/NOV/2012).- En El País Imaginado, Eduardo Berti hace una exploración en torno a la otredad: la historia que cuenta el escritor argentino sucede en otro país y en otro tiempo --la China de la década de los treinta--;  el personaje principal pertenece al género contrario al de su creador; tiene otra edad --pasa por la etapa adolescente-- y una preferencia homosexual.

"Es un esfuerzo enorme de posicionarte con seriedad frente a lo diferente", le hizo notar a Berti el escritor puertorriqueño Ángel Darío Carrero, quien la noche del domingo presentó en la FIL --junto a Jorge Volpi y el propio Berti-- la novela ganadora del premio Las Américas 2012.

"Estoy de acuerdo", contestó el también autor de Agua, La mujer de Wakefield y Todos los Funes, "yo sentí que era una novela antípoda en todo nivel". Quizá porque "yo tuve la experiencia de la otredad en mi casa, con mi padre extranjero (...) después viví nueve años en Francia, y desde lo otro aprendí muchísimo sobre mí y la Argentina".

Volpi explicó que en la novela seleccionada por un jurado de nueve escritores latinoamericanos --entre ellos él mismo-- la protagonista tiene una amiga que pareciera ser más que eso, pero se torna un asunto inexpresable por las convenciones sociales que regían las familias chinas de la época.

"Es de las mejores historias de amor que he leído", confesó el mexicano, "porque el amor no es explícito, ni claro, sino que está basado en esa ambigüedad del amor. Las relaciones humanas que se entablan tienen este delicadísimo equilibrio donde nunca sabemos qué están sintiendo los personajes".

Fue un acto intencional el no darle un nombre ni al vínculo entre el personaje principal y Xiaomei, ni a la propia protagonista y narradora, explicó después el autor galardonado con un premio de 25 mil dólares.

"A mí me gusta cuando la narrativa se mete con lo inefable, con lo que uno no sabe qué nombre darle; y me gusta porque para eso vale la pena escribir un libro. En lugar de darle un nombre injusto a ese vínculo, porque no lo definiría en realidad, es mejor que cada quien lo imagine".

Lo mismo pasa con el pueblo sin nombre donde se desarrolla la trama, contó Berti, "y el país es China, pero tampoco es China. Es decir, por eso es un país imaginado. No es una novela histórica que pretende explicar a un lector cómo era la China de 1930, ni tampoco es un país inventado como Macondo. Tomé China y a partir de eso imaginé".

El título además tiene varias lecturas, añadió el escritor: "El país imaginado también es la muerte, es el país del que nadie nunca ha vuelto, y ahí no nos queda más que imaginar".

EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL