Cuestionan la autenticidad de piezas de Frida Kahlo

MONTERREY, ESTADOS UNIDOS.- Los objetos, pinturas y bocetos fotografiados para el libro "Finding Frida Kahlo", que será publicado en E.U. este año, son auténticos y pertenecieron a la artista mexicana, aseguró hoy Carlos Noyola, dueño de la colección que algunos expertos han calificada de falsa.

Noyola explicó que esos objetos pertenecieron a Kahlo y forman parte de su vida íntima más no de su obra pictórica, en respuesta las críticas.

Un comité de expertos, entre ellos la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes mexicano ( Conaculta), Consuelo Sáizar, y el director del Fideicomiso de Museos de Diego Rivera y Frida Kahlo, Carlos Philips Olmedo, denunciaron este mes la falsedad del contenido de la publicación.

Noyola, que vive en Monterrey, capital del estado norteño de Nuevo León, informó en una entrevista con Efe que el próximo mes comenzarán a circular en Estados Unidos 7.500 ejemplares del libro "Finding Frida Kahlo", el cual se basa en su colección de 1.200 objetos que presuntamente pertenecieron a la pintora.

"Las obras son grotescas, no tienen nada que ver con Frida, ni siquiera es una buena falsificación", ha asegurado Raquel Tibol, quien fuera secretaria particular del pintor Diego Rivera (esposo de Frida) y es una de las voces más autorizadas de México sobre la crítica de arte.

"Esta colección no es el arte de galería de Frida Kahlo. Es evidente que la maestra no hubiera pintado, ni dibujado, ni escrito este material con ganas de exhibirlo, ni mucho menos venderlo", afirmó Noyola, quien también es dueño de una galería de antigüedades llamada La Buhardilla, en Monterrey.

"Es casi de esperarse que estéticamente los que están acostumbrados exclusivamente a las obras maestras de esta pintora cataloguen el acervo como basura. El valor estético no está en cuestión, nosotros encontramos en este archivo un gran valor histórico", añadió.

Noyola destacó que la colección consta de objetos personales, muy distintos al trabajo que realizaba la artista para alguna exposición o para su venta, obras "con la cual tenía mucho más cuidado".

Afirmó que muchos de los bocetos, cartas o pinturas fueron realizados en momentos de intenso dolor de la artista, y por eso muchos fueron resguardados casi en secreto como un diario íntimo.

Contó que los 1.200 objetos fueron colocados por la pintora en cuatro cajas, las cuales Diego Rivera entregó a una persona cercana para su resguardo, que a su vez se las dio a un abogado y éste se las vendió a Noyola.

Aseguró que la colección fue sometida a una investigación que duró casi cinco años, que incluyó análisis químicos en los que se demostró que la pintura tienen alrededor de 60 años.

Añadió que los exámenes grafoscópicos que se realizaron a las cartas concluyeron que la escritura corresponde a la artista, que fueron hechas "con su puño y letra".

Además dijo que ese material fue reconocido como original por amigos, familiares y contemporáneos de Frida.

En su opinión, el grupo de expertos que criticó la colección forma parte de una "mafia que pretende mantener un monopolio sobre los derechos de autor de la obra de Frida".

"Lo único que le interesa a Carlos Philips Olmedo, director del Fideicomiso de Museos de Diego Rivera y Frida Kahlo, es no perder el control de la obra de la pintora mexicana", reiteró.

Subrayó que su intención al publicar el libro es llegar a la verdad de un personaje muy trascendente en la historia del arte en México.

El dueño de la colección mencionó que ha recibido jugosas ofertas para que venda algunos de los objetos, pero que las ha rechazado para exhibirlas en un museo.