Aportan nuevas luces sobre obra de José María Velasco

CIUDAD DE  MÉXICO (02/MAR/2013).- Como parte de las acciones iniciadas en 2012 por el Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal del Estado de México y en ocasión de los 100 años de la muerte del connotado pintor mexicano José María Velasco, esta tarde será presentada la edición de "Monografía José María Velasco (1849-1912)".

Para verter sus comentarios al respecto, Alfonso Sánchez Arteche, miembro de esa dependencia mexiquense, expresó que el libro, que rinde una suerte de homenaje a ese artista nativo de Temazcalcingo, "incluye dos colaboraciones esenciales con las que esta bien cuidada edición se enriquece enormemente".

La primera, explicó en entrevista con Notimex, es "La estética como ciencia", de Andrés Reséndiz Rodea, y la otra  "Arquitecto del arte", de Adolfo Castañón. "Ambos, investigadores muy reconocidos, hablan aquí de las dos facetas en la obra de José María Velasco: La del artista y la del científico".

En José María Velasco, considerado entre los más grandes paisajistas del Siglo XIX mexicano, dijo el entrevistado, confluyen dos grandes pulsiones de la centuria que le tocó vivir. Una, la principal, el romanticismo académico que se refleja en la búsqueda de una expresión nacional en las artes plásticas.

"A través del paisaje, integró todos los elementos de una geografía tan diversa y accidentada como la de México. En sus pinturas del Valle de México, trató de unir dos realidades, la rural agreste de un país en vías de modernización, y la representada por la Ciudad de México, prototipo de lo urbano en el país".

José María Velasco es, por todo, el gran pintor del Valle de México, señaló Reséndiz Rodea. "En uno de sus paisajes aparece en primer plano el nopal y sobre él viene volando una águila, como si fuera el momento en que esa ave está por posarse en esa verdura para constituir el posterior emblema de esta nación".

Lo anterior, abundó, obedece a una inspiración romántica, aunque tiene un fundamento, el paisaje entendido como manifestación de la naturaleza. Y eso, queda plenamente manifestado a través de la experiencia multisensorial que tiene el lector común y el investigador consumado al conocer esta edición.

La otra pulsión, abonó a sus declaraciones Alfonso Sánchez Arteche, es la del Positivismo, corriente filosófica dominante durante la segunda mitad del siglo XIX en los países más avanzados y que en México tuvo un papel importante qué cumplir.

Alfonso Sánchez Arteche: "La razón religiosa provocó que se enfrentaran los conservadores tradicionalistas católicos con los liberales que defendían, entre otros derechos, la libertad de culto, lo cual era visto con desconfianza por los conservadores; la Guerra de Reforma terminó con el triunfo de los liberales".

Con el paso del tiempo, se abrió un nuevo espacio donde no hubo lugar para las discusiones de origen religioso. "Es cuando el positivismo ofrece un campo de acción neutral, porque si nos sujetamos a las leyes de la naturaleza y la física, no hay por qué entrar en conflictos teológicos o filosóficos, anotó.

En ese contexto, Velasco, quien tuvo dos hermanos médicos, se acercó a la botánica y la zoología, porque había tomado cursos en la Escuela de Medicina y contaba con la influencia de sus carnales. "Esa es otra cara de Velasco, muy distinta al pintor que expresa el romanticismo académico a través del óleo".

Esa parte es la del ilustrador científico que podemos ver en las láminas que realizó para publicaciones diversas, como los Anales del Museo Nacional de Arqueológica e Historia Natural y la revista "La Naturaleza" de la Sociedad Científica "José Antonio Alzate", en las que él participó como ilustrador.

Paisajes por un lado, y aves y plantas por otro, aparecen en esta "Monografía José María Velasco (1849-1912)", que será presentada por Miguel Fernández Félix y Leticia Gaytán Iniestra en la XXXIV Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM).