Adiós a la grandeza de Miguel Miramontes

GUADALAJARA, JALISCO (16/OCT/2015).- Miguel Miramontes siempre fue un hombre fuerte; se requiere de energía para transformar la piedra o el bronce en aquella idea, o imagen, que se ha gestado en la mente. Pero de un momento a otro, el escultor tapatío —nacido en mayo de 1918— perdió la fuerza y se despidió de este mundo.

Ayer fue velado en la capital jalisciense, la ciudad que lo vio nacer y partir, primero al Distrito Federal para comenzar sus estudios en el arte y después para residir en Chapala, donde disfrutó de sus últimos años.

Un grupo de amigos se congregó en la funeraria para darle el último adiós; uno de ellos el arquitecto Sergio Zepeda, quien recuerda que hasta hace muy poco estaba bien, muy saludable, “vigoroso”.

“Una de las últimas veces que lo abracé , me impresionó la fuerza de los musculos y de la espalda, todo. Después me platicaban que perdió un poco la memoria, fue decayendo”, comentó el arquitecto.

Zepeda lamenta que en la actualidad sea poco el valor que se le da a los grandes maestros, como es el caso de Miramontes

“Algo falta en nuestro medio cultural para que tengan un poco más de respeto y conocimiento de esos artistas. Estamos unas cuantas personas aqupi en el velorio, modesto, y yo creo que merecía otra cosa; si fuera futbolista estaría lleno. Como que hemos volteado los valores. Me duele eso, pero es una realidad”.

A través de un comunicado de prensa, la Secretaría de Cultura de Jalisco lamentó la muerte del escultor, aunque no se saba si se hará un homenaje en su honor,

Creador monumental

Miguel Miramontes, recuerda el arquitecto Zepeda, comenzó realizando obras de escultura religiosa, que era el parea en la que había más demanda.

“De las primeras esculturas que le manda a hacer el Gobierno, son las que se encuentran atrás de los Arcos de Avenida Vallarta, que son Clemente Orozco y Agustín Yáñez. Son unas esculturas talladas en piedra directamente”.

Después, le siguieron las esculturas fundidas al bronce de jaliscienses ilustres de la Rotonda, al menos las primeras, como es el caso de Gabriel Flores y Orozco.

Destaca también la tríada de futbolistas a las afueras del Estadio Jalisco: “Esa escultura tuvo muy buenas críticas. Por cierto, merecería un mejor lugar; para muchas personas pasa desapercibida precisamente porque le falta una plazoleta adecuada para que luzca como debe ser”.

Si bien a Miguel Miramontes se le conoció principalmente por su obra monumental, Zepeda advierte que también hizo piezas en pequeño formato  “de muy buena factura, también tenía obra que la gente coleccionaba”.

FRAGMENTO

“Gente grande que conocí”, de Sergio Zepeda (Editorial Ágata, 2004)

Miguel Miramontes Carmona

Escultor al que Guadalajara adoptó y de quien recibió aportaciones significativas en su escultura urbana; una veintena de obras que retratan personajes de la historia, figuras gallardas que conviven en plazas y rotondas con ancianos e infantes en tardes sosegadas o asumidas plenamente en el ajetreo diario de quien ya las ubica como una referencia mas en su circunstancia.

Conocedor del oficio, formó en su taller varias generaciones de escultores, que han seguido sus pasos sobre las bases sólidas que de él recibieron en el consejo acertado o el cotidiano compartir experiencias que dan el taller y la forja, la talla directa, el barro y el cincel.

Aunque es autor de monumentos, en el medio y pequeño formato muestra la calidad de unas manos que sienten el material, conoce y respeta sus posibilidades para dominarlo con cariño y cuidado, paciencia y sapiencia, pero con el toque de quien sabe lograr el fin que busca.

Circunstancias de la vida, plantearon en mi juventud como estudiante de arquitectura la posibilidad de ser profesor en la desaparecida Escuela de Artes Plásticas, responsabilidad que acepté con cierto temor que nació al leer en mi primer nombramiento: “en sustitución del maestro Miguel Miramontes”.

Con afecto y apego a sus enseñanzas trate de cumplir mi responsabilidad.

Descanse en paz Maestro Miguel Miramontes.