Miércoles, 24 de Abril 2024

Encrucijada Zavala

¿Tiene futuro la ex Primera Dama luego de declinar su candidatura independiente?

Por: El Informador

La indefinición podría castigar a Zavala y a su proyecto político. EL INFORMADOR / J. López

La indefinición podría castigar a Zavala y a su proyecto político. EL INFORMADOR / J. López

Margarita Zavala tomó la decisión que tarde o temprano debía tomar frente a su falta de competitividad: declinar su candidatura independiente. Desde el día uno de campaña hasta el 16 de mayo que anunció su retiro, su candidatura no dejó de perder adeptos entre los ciudadanos. Pasamos de la mujer capaz de derrotar a Andrés Manuel López Obrador a una candidatura testimonial, sin emoción ni ideas. Zavala intentó contagiar al panismo y no lo logró, buscó el voto de género y fracasó, quiso articular un discurso antipartidos y tampoco conectó. El debate fue la prueba más palpable de la insignificancia de su candidatura.

Empero, Zavala tiene una fuerza simbólica que supera su intención de voto. En las encuestas, la ex primera dama oscila entre el 2.7% (Consulta Mitofsky) y el 5% (El Financiero) de preferencia electoral. Esto quiere decir que su intención de voto hasta mayo le permitía aglutinar a un nicho de votos que se mueve entre los 1.2 millones y los dos millones de ciudadanos-en el mejor escenario. Electores que no sabemos si acompañarían a la candidata independiente hasta el 1 de julio, pero que hoy se enfrentan a una disyuntiva: ¿Apoyar a Ricardo Anaya a pesar de las profundas diferencias que tuvieron en el PAN? ¿Cerrar filas con José Antonio Meade, que encabeza la candidatura del PRI, pero que fue un funcionario cercano a Felipe Calderón?

Difícilmente la política te coloca en escenarios en donde puedas tomar la decisión ideal. En la mayoría de las ocasiones, los gobernantes o candidatos tiene que inclinarse por la opción “menos peor”. Margarita Zavala tiene tres escenarios frente a sí-excluyendo el sumamente improbable escenario de que pueda apoyar a López Obrador o que fomente el abstencionismo-: dar su respaldo formal a Meade como el candidato más sólido y más compatible con su proyecto político; alinearse con Ricardo Anaya, la “bestia negra” del calderonismo, o mantenerse en la indefinición y trasladar a sus simpatizantes y a la opinión pública que no apoya a ningún aspirante. Revisemos cada uno de los escenarios.

Paradójicamente, la opción que más convence a Margarita Zavala y al calderonismo significaría la tumba política para ella y para el proyecto político del expresidente Felipe Calderón. Especulemos por un momento que Zavala otorga su apoyo formal y sin matices al candidato del PRI. De entrada, sólo es un tanque de oxígeno, momentáneo y pírrico, para un Meade que no ha logrado dejar el tercer puesto en las encuestas y que tiene 1% de posibilidad de ganar de acuerdo con el portal de predicciones Oraculus. Por lo tanto, es un respaldo que tendría sentido como venganza contra Anaya, pero que significaría un apoyo tácito a López Obrador. En estos momentos de la contienda, al tabasqueño le conviene que Meade detenga su caída y se estabilice en torno a los 20 puntos porcentuales. Así, la mejor decisión de Zavala, en convencimiento y cercanía, supondría pavimentar un metro más del camino de López Obrador a Los Pinos. De la misma forma, cancelaría cualquier posibilidad de que el calderonismo regrese a jugar un rol interno de relevancia en Acción Nacional. Calderón se convertiría en Vicente Fox, un expresidente que, en el momento de la verdad, prefirió respaldar al PRI que al candidato del blanquiazul (ésta es la segunda elección en que el presidente de la alternancia apoya al candidato del PRI). La ecuación es perdedora para Zavala, por donde la veamos, y su vigencia sería mínima.

La indefinición también podría castigar a Zavala y a su proyecto político. Si las tendencias demoscópicas se convierten en realidad el próximo 1 de julio, la ex primera dama no tendría justificación para no haber respaldado a la candidatura que sí podía debilitar a López Obrador. La indefinición simbolizaría complicidad. Daría más margen a Zavala para recomponer su proyecto político tras los comicios, pero difícilmente tendría credibilidad como una voz de relevancia en la oposición. Si no gana, el PAN tendrá que recomponerse tras la elección y el calderonismo quiere jugar un rol importante en dicha transformación del partido. La indefinición, o el apoyo de Zavala a candidaturas locales particulares, tampoco le devuelve la iniciativa en su partido.

Desgraciadamente para ella y para el calderonismo, la coyuntura empuja a Zavala hacia el pacto con Ricardo Anaya. De acuerdo con las encuestas-incluso las publicadas esta misma semana-, el candidato del Frente es el único capaz de hacerle frente a López Obrador. La ventaja sigue siendo amplia-20 puntos-, empero el debate servirá de nuevo para cambiar el relato de la elección y, a lo mejor, la última coyuntura que tiene el candidato del Frente para mandar un mensaje de competitividad frente a López Obrador. Si Zavala apoya a Anaya, la excandidata independiente podrá comenzar una narrativa que le permita retornar al PAN y, en caso de que Ricardo Anaya no logre su objetivo, convertirse en una voz moral para regenerar el partido luego de la apuesta por el Frente. Para pactar con Anaya, Zavala tendría que comerse sus palabras, su ego y poner de lado las traiciones que la orillaron a abandonar el PAN hace unos meses. No es fácil, pero paradójicamente su supervivencia política depende de un matrimonio por conveniencia, pasajero, con su otrora enemigo.

Margarita Zavala y el calderonismo no han podido evitar su declive político tras 2012. La implosión ha sido tan drástica que Germán Martínez, quien fuera uno de los hombres más cercanos a Calderón y presidente del PAN, se encuentra ahora en Morena y apoya a López Obrador. O Javier Lozano, precandidato presidencial en 2012, está apoyando de lleno la campaña de Meade. Cordero más cerca de Meade, y el resto de calderonistas destacados, se encuentran aislados políticamente. Sin embargo, la decisión que tomé Margarita Zavala marcará su futuro, tanto su papel en el próximo sexenio como la factibilidad de que pueda retornar a ser un liderazgo de relevancia en el PAN. Lo interesante es que el movimiento táctico de Zavala tiene más impacto en el 2 de julio, ya pasados los comicios, que en el día de la elección.

 

JA

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