Viernes, 19 de Abril 2024

Creo en un solo Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo

Creer es un acto en el que participa también la voluntad, porque creer es un acto de fe y ésta es una virtud

Por: El Informador

Desde el principio existe Dios, y su existencia se impone como un hecho inicial, que no tiene necesidad de ninguna explicación. ESPECIAL

Desde el principio existe Dios, y su existencia se impone como un hecho inicial, que no tiene necesidad de ninguna explicación. ESPECIAL

• Santísima Trinidad
• Dinámica pastoral UNIVA

LA PALABRA DE DIOS

PRIMERA LECTURA
Deuteronomio 4, 32-34. 39-40

“Graba en tu corazón que el Señor es el Dios del cielo y de la tierra, y que no hay otro”.

SEGUNDA LECTURA
San Pablo a los romanos 8, 14-17

“Hemos recibido un espíritu de hijo, en virtud del cual podemos llamar Padre a Dios”.

EVANGELIO
San Mateo 28, 16-20

“Vayan y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

“Creer es un acto del entendimiento, que asiente a la verdad divina por medio de la voluntad movida por Dios mediante la gracia”.

Esta explicación clara y profunda es de Santo Tomás de Aquino, uno de los grandes genios de la humanidad.

El motivo para creer no está en que las verdades reveladas aparezcan como verdaderas e inteligibles a la razón natural. Creer es un acto en el que participa también la voluntad, porque creer es un acto de fe y ésta es una virtud; es aceptar con la voluntad una verdad revelada por Dios, aunque sea ininteligible a la razón.

La fe es la respuesta del hombre a Dios, que se revela porque Dios ha querido revelarse al hombre. “Dispuso Dios, en su sabiduría, revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes con la naturaleza divina”. Esta es voz de los obispos reunidos en el Concilio Vaticano II.

Dios se ha revelado al hombre gradualmente, con obras y con palabras, pero siempre guardando la distancia entre Dios infinito y el hombre pequeño y limitado. Siempre, en lo que se refiere a Dios, hay misterio, algo inalcanzable para la mente humana.

“Dios uno en tres personas, misterio central de la vida cristiana”.

Clara, explícita, aparece en el Nuevo Testamento la revelación de un solo Dios en tres personas: El Ángel anuncia el misterio a la doncella María, a quien ha sido enviado a llevarle el mensaje divino: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios”. (Lucas 1, 35).

Y al final de su vida pública, en la tierna despedida del Maestro, ante la expectación y la tristeza de los discípulos, los consuela con una promesa: “El Consolador, el Espíritu Santo que mi Padre enviará en mi nombre, les enseñará todo”. (Juan 14, 26). Mas entre la primera revelación del misterio de Dios uno y trino, el anuncio del Ángel a María y esta despedida, en los tres años de exponer ante las turbas la Buena Nueva, la luz de arriba, siempre se manifiesta Jesús Hijo del Padre igual al Padre. Cuando invita a vivir la verdadera sabiduría, así se expresa: “No todo el que dice ‘¡Señor, Señor!’entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que esta en los cielos”. (Mateo 7, 21- Lucas 13, 25).

Y cuando los 72 discípulos, volvieron felices, después de su primera salida a propagar la Buena Nueva, el Señor Jesús se llenó de gozo en el Espíritu Santo y dijo: “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a ingenuos. Sí, Padre, porque tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre, y quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”. (Lucas 10, 21-22).

En dos momentos solemnes, primero ante la multitud en las riberas del Jordán, cuando Jesús fue bautizado por Juan, y después ante tres discípulos en la cumbre del monte, donde el Señor se transfiguró, fueron dos teofanías, dos revelaciones trinitarias del Padre ante el Hijo y el Espíritu Santo, manifestado Este como una paloma o nube luminosa. Dios uno y trino allí; ante asombrados testigos.

Más de 20 veces en los cuatro evangelios, Jesús muestra que es el Hijo, que es eterno, que viene del Padre, que cumple su voluntad y que volverá al Padre.

Cada uno y los 52 domingos del año son para creyentes fiesta de la Augusta Trinidad, y desde lejanos siglos en adoración y culto los fieles cantan: “Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, ahora y Siempre por los siglos de los siglos. Amén”.

José Rosario Ramírez M.

Trinidad Santa

La Biblia no contiene tratado alguno sobre Dios. No se retira ni se distancia como para describir  un objeto, no nos invita a hablar de Dios, sino a escucharle cuando habla y a responderle confesando su gloria y sirviéndole. A condición de permanecer en la obediencia y en la acción de gracias, es posible formular lo que de sí mismo dice Dios en la Biblia.

Dios no habla de sí mismo de la misma manera en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, cuando se dirige a nosotros por sus profetas y cuando nos habla por su Hijo. En éste más que en ningún otro asunto se impone en forma rigurosa la distinción entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, ya que nadie  vio jamás a Dios; sólo lo ha dado a conocer el Hijo único que está en el seno del Padre.

Así como hay que desechar la oposición herética entre el Dios vindicativo del Antiguo y el Dios bondadoso del Nuevo Testamento, así también hay que mantener  que sólo Jesús nos descubre el secreto del único Dios de los dos Testamentos.

Desde el principio existe Dios, y su existencia se impone como un hecho inicial, que no tiene necesidad de ninguna explicación. Dios no tiene origen ni devenir, en el Antiguo Testamento se ignora los aspectos teogónicos que, en otras religiones explican la construcción del mundo por la génesis de los dioses. Dado que sólo él es el primero y el último, el mundo entero es obra suya, es creación suya.

Este es el verdadero Dios en quien creemos, el Dios Uno y Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Tres personas distintas y un solo Dios verdadero.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones