Jesús Gómez jamás imaginó que un viaje familiar a Italia, que comenzaba como una escapada para asistir a una boda en Florencia, lo llevaría a vivir junto con su esposa uno de los momentos más históricos de la Iglesia Católica en el siglo XXI: la elección del Papa número 267, León XIV.El viaje parecía ser solo una oportunidad para disfrutar juntos de una ciudad llena de historia, y aunque jamás lo imaginó, el destino les tenía preparado un giro inesperado. Él, su esposa y la familia de ella, llegaron a Roma el miércoles, justo el día en que comenzaba el cónclave, y aunque se acercaron a la Plaza de San Pedro, su primer acercamiento con este hecho histórico era apenas el humo negro que salía de la Chimenea de la Capilla Sixtina.El cónclave siguió, y así su viaje también, aunque con esa espinita de ilusión de poder tener nuevas noticias. "Y hoy, precisamente, veníamos saliendo de la Basílica de la Cruz de Jerusalén cuando tuvimos la noticia. Nuestro plan era ir a la Plaza de San Pedro por si teníamos noticias, y afortunadamente casi llegando ahí, un cuñado mío nos avisó que justamente iba saliendo el humo blanco, y estábamos a tres minutos de la Plaza de San Pedro, entonces empezamos a correr para llegar", contó Jesús emocionado.Al llegar a la Plaza de San Pedro, contó, el ambiente era de emoción y fe. "En el aire se respiraba un optimismo increíble", dijo el hombre. Miles de personas de todas partes del mundo se congregaban cantando, vitoreando, y sosteniendo banderas de los diferentes países de donde provenían, lo cual, para Jesús, representó un momento de unidad.La espera para conocer el nombre del nuevo, aunque corta, se sentía como una eternidad. Jesús y su familia se acercaron a la Plaza de San Pedro justo en el momento clave. Fue ahí, en medio de miles de personas, se dio a conocer el nombre de Robert Prevost, quien ha tomado el nombre papal de León XIV."Fue impresionante verlo en persona, no a través de una pantalla como la mayoría de las veces. Estábamos allí, en frente, viendo a la Guardia desfilar, a los sacerdotes y monjas de diferentes partes del mundo. Todos en un ambiente de fervor y esperanza", dijo Jesús sobre el haber presenciado la primera aparición en el balcón del nuevo pontífice.La emoción alcanzó su punto máximo cuando el Papa León XIV, con un tono de voz sereno, pronunció su primer mensaje en español, agradeciendo al Papa Francisco por su trabajo y enfatizando la paz como su principal misión. Jesús no pudo evitar emocionarse al escuchar esas palabras. "Fue una mezcla de sentimientos, una oración hecha realidad. Nunca pensé que viviría algo así, y mucho menos con mi familia. Estar en Roma, en ese momento preciso, es algo que no se puede describir con palabras", comentó, aún con la emoción a flor de piel.Para Jesús, este evento no fue solo una experiencia turística más, sino un acto de fe, algo que lo marcó profundamente. "Soy una persona creyente y practicante. Nunca imaginé estar en este momento, la verdad es que fue una bendición, el estar aquí con familia y que nos tocara la elección de Papa fue totalmente suerte, pero realmente una bendición estar aquí el día que fue electo. Y estar ahí, con la comunidad católica, viéndolo con mis propios ojos, fue una emoción muy grande", reflexionó mientras mira al futuro con una perspectiva renovada.El Papa León XIV, al igual que su antecesor, Francisco, dejó claro en su mensaje que la paz y la unidad serían los pilares de su pontificado. Jesús, que había estado repasando mentalmente los nombres de los cardenales más probables para el papado, se sorprendió al ver que el elegido no estaba entre los favoritos. Pero esa sorpresa solo añadió más magia al momento: "El Papa ya estaba ahí, y su mensaje de paz, su agradecimiento al Papa Francisco y su llamado a la unión, fueron lo que más me impactó. Me quedé con esa sensación de esperanza, de que el mundo puede ser mejor si todos trabajamos juntos", comentó el hombre.Para Jesús, el mensaje de paz fue claro, y lo vivió no solo como un mensaje de la iglesia, sino como una llamada personal. "Ver las banderas de tantos países, escuchar los vítores de todos, me hizo sentir que estamos todos unidos en una misma causa", dijo tras haber sido parte de este hecho histórico.Este día en Roma, que para muchos puede haber pasado desapercibido, es para Jesús un recordatorio de que lo extraordinario puede ocurrir cuando menos lo esperamos. En un mundo lleno de caos y confusión, aquel día en la Plaza de San Pedro, entre miles de desconocidos unidos por la fe, él fue testigo de un momento que nunca olvidará: la elección de un nuevo Papa. Y, más allá de la historia, Jesús se quedó con la profunda sensación de que, a veces, los viajes no solo son para conocer lugares, sino también para descubrir el verdadero sentido de lo que nos une. NA