Organizaciones civiles que forman parte de la Alianza por la Salud Alimentaria presentaron el pasado miércoles una plataforma para monitorear el cumplimiento de la regulación de alimentos permitidos y no permitidos en todas las escuelas del país, tras un mes de implementarse de forma obligatoria.A través de la plataforma en el sitio http://www.miescuelasaludable.org/, madres, padres, directivos, docentes y estudiantes podrán reportar si se siguen vendiendo refrescos, bebidas azucaradas, productos ultraprocesados, así como saber si hay una oferta de alimentos saludables como frutas, verduras, semillas y cereales, acceso a agua potable y si existen comités de vigilancia.En un comunicado, expresaron que entender el grave problema de salud pública que enfrenta el país es clave para significar la urgencia de actuar con rapidez. Y es que en México, 1 de cada 4 niñas y niños vive ya con sobrepeso u obesidad.Señalaron que, de no actuar rápido, en 2035 se estima una prevalencia del 56%, es decir, 1 de cada 2 niñas y niños vivirá con diabetes en la adultez temprana. Además, actualmente 1 de cada 6 personas mayores de 20 años ya vive con diabetes.Liliana Bahena, coordinadora de la campaña Mi Escuela Saludable, declaró que: "regular los ambientes alimentarios en las escuelas es clave para que las y los escolares aprendan a comer bien en la escuela, como una lección de vida. Sin embargo, para consolidar estos cambios la SEP debe integrar, en cada ciclo escolar, acciones paralelas sobre educación nutricional, dar acceso a agua potable gratuita y crear un sistema de monitoreo".Explicó que la experiencia de países como Brasil y Chile ha demostrado que al regular positivamente los ambientes alimentarios escolares, se crea un círculo virtuoso que mejora el aprendizaje, la calidad de vida de los estudiantes, y sienta las bases para una vida adulta más sana.Algunos de los beneficios son:Julieta Ponce, directora del Centro de Orientación Alimentaria (COA Nutrición), expuso que en México se deben limpiar las escuelas de productos ultraprocesados como una forma de garantizar el derecho a la alimentación y proteger a las y los alumnos de posibles daños."Cambiar el paisaje alimentario escolar es el primer paso para la formación de hábitos saludables, con la posibilidad de recuperar sabor y salud sin dañar el medio ambiente, ya que lo que se come en la escuela nunca se olvida, es parte de la identidad alimentaria", comentó.Agregó que en Chile, se observó una reducción en el consumo de calorías y azucares, lo que podría ayudar a contener el desarrollo temprano de caries, diabetes y otras enfermedades.AO