Son pocas las fiestas, celebraciones o reuniones que, aquí en Jalisco y en nuestro país, no cuenten entre sus manjares con una indispensable botella de tequila. En Jalisco, no obstante, el tequila se bebe y se vive diferente, porque es una de las tantas cosas que nuestro estado le ha dado a México y al mundo. Tequila para los solitarios y para los compartidos, el que aguarda en casa para ocasiones especiales, el que se regala para una fecha significativa. Tequila servido en caballitos, con limón y sal, para sentir ese ardor deslizándose por la garganta como un fuego hecho líquido. Tequila derramado en enormes cántaros de barro, con jugos cítricos, mientras retumba la trompeta y la tambora, y la gente baila en desmanes felices a cielo abierto. Y el día de mañana, se celebra el día internacional de esta bebida.No hay lugar en Guadalajara donde no pueda degustarse de un buen tequila. Un tour por las cantinas tradicionales del Centro Histórico, como La Fuente, Los Famosos Equipales, La Iberia, La Sin Rival o El Mascusia, es una cata asegurada de la mejor experiencia con el tequila en la Perla Tapatía. No es que sea la única: cualquier restaurante, cualquier bar o terraza a cielo abierto, cualquier experiencia jalisciense en sí, incluye entre sus momentos grandes una inmersión a ese sabor único que lo ha vuelto famoso en todo el mundo. Para una vivencia más profunda, el Tequila Lab, ubicado al norte de la ciudad, es un museo que introduce al visitante a la identidad, la historia y la importancia del tequila en Jalisco y en México, desde lo económico, hasta su raíz cultural y simbólica como emblema nuestro. El nombre “tequila”, según el gobierno de Jalisco, proviene de “Tequillan” o “Tecuila”, interpretándose como “lugar en que se corta”, o “lugar de tributos”. El gobierno de México, por su parte, indica que viene del náhuatl “Tekilan”, y significa “lugar de los trabajadores”. El agave -o maguey- ya era de uso común para los indígenas antes de la Conquista, pues de su fermentación provenía el pulque, un néctar de la planta con profundas raíces prehispánicas. Algunos pueblos, incluso, veneraban a la diosa Mayahuel, deidad del agave, por lo que su importancia alcanzaba incluso el ámbito cultural y religioso, junto con la vida y la fiesta. Los españoles introdujeron en las costumbres del maguey la técnica de la destilación, originando, poco a poco, el tequila moderno. El tequila actual se clasifica en blanco, joven, reposado, añejo y extra añejo, según su proceso y elaboración. Pero si lo que se busca es vivir a fondo la tradición auténtica, no hay mejor manera de saborear el tequila que yendo, por supuesto, a su lugar de origen. A poco más de una hora de distancia de Guadalajara, el Pueblo Mágico de Tequila encarna muchas de esas imágenes que asociamos con la mexicanidad. Fincas e iglesias antiguas, calles empedradas y bugambilias enormes, cerros circundantes entre mares de nubes. El paisaje agavero se conforma de enormes horizontes repetidos entre laberintos de la planta insigne: el agave -o maguey-, origen de todo, una planta enorme y despeinada, de hojas endurecidas, como la cresta de una piña. En cierta manera el agave es una piña enorme, con su fruto oculto bajo tierra, donde en su corazón se forma, a través de los años, el líquido preciado que después será tequila. El Volcán de Tequila, un coloso dormido -y la cuarta montaña más alta de Jalisco- es corona panorámica de la región Valles, una formación característica por su elevación central en forma de domo y que, con las circunstancias adecuadas, incluso es posible ver desde Guadalajara. Aunque ya no tiene actividad volcánica, sus erupciones antiguas fueron detonante para la fertilidad de la región y por ende la riqueza del Tequila, en concreto en municipios como Amatitán, El Arenal, Magdalena, Teuchitlán, y por supuesto, la cabecera municipal. Es en las faldas verdes del volcán que el pueblo resplandece de vida. En Tequila es posible visitar museos históricos, haciendas modernas y antiguas donde el visitante se adentra en el complejo proceso que permite que exista la bebida, tomar recorridos de antros, bares, tabernas y cantinas, dirigirse a los famosos “cántaros”.A Tequila -y al tequila-se puede llegar de muchas formas, pero ninguna como el “Tequila Express”, un tren panorámico que parte desde Guadalajara hasta Tequila, internándose en el paisaje agavero, los valles silenciosos, y con vistas únicas a las barrancas verdes, que en su conjunto ofrece una experiencia no solo turística, sino cultural, y además de manera responsable con el medio ambiente. El “Tequila Express” es un retorno a las raíces por medio del riel, un recorrido de historia y de tradiciones a la esencia misma del corazón de Jalisco. Entre sus distintas opciones, el “Tequila Express” ofrece una visita gastronómica a la Quinta Sauza, o un recorrido por destilerías para conocer de la mano de los expertos cómo es que se crea el tequila. El tren ofrece viajes de viernes a domingo, todas las semanas, pero este fin de semana ofrecerá una experiencia totalmente distinta con motivo del Día Internacional del Tequila. Esta incluye un viaje inédito por el paisaje agavero, una cata “shoot-out” con marcas y DJ’s en vivo. Si quieres ser parte de este recorrido puedes reservar en el 33-23-09-4000 o compra tus boletos para cualquier otro día a través de www.tequilaexpress.mx. CT