Martes, 22 de Julio 2025

Niños, principales clientes de máquinas de apuestas

La ludopatía infantil crece en colonias populares ante la omisión de autoridades, que permiten la operación ilegal de estos aparatos en tiendas y “mini casinos”

Por: El Informador

Ludopatía. Los menores gastan lo que reciben de sus padres en las maquinitas tragamonedas. EL INFORMADOR/H. Figueroa

Ludopatía. Los menores gastan lo que reciben de sus padres en las maquinitas tragamonedas. EL INFORMADOR/H. Figueroa

Luis apenas tiene 11 años. Después de la escuela tiene un lugar favorito: las máquinas de apuestas instaladas en una tienda cercana a su casa, en la colonia Tabachines. No gasta el dinero que sus papás le dan para la comida en el recreo; lo guarda para apostar. “Gano y pierdo, pero me gusta. Ahorita que no me dan para la escuela, me las ingenio para traer dinero y seguir jugando. A veces me prestan lana… a muchos les debo, pero cuando gano, les pago cuando los veo en la calle”, relata.

José, de 16 años, es tajante: “Jugaré hasta recuperar lo que perdí”. En su caso, la ludopatía -una enfermedad mental caracterizada por la incapacidad de resistir el impulso de apostar- ya está en marcha.

Jesua Iván Guzmán González, investigador de la UdeG, señala que estas máquinas sobreestimulan el cerebro infantil, lo que puede detonar una adicción conductual. “Si no los tenemos bajo una supervisión adecuada (médica), con ciertos límites, se puede llegar al riesgo de un comportamiento compulsivo. Y eso más adelante puede abrir las puertas al consumo de alcohol, tabaco y drogas”, advierte.

A Diego le faltan tres años para ser mayor de edad. Ahorra entre 300 y 350 pesos semanales de lo que le dan para comer en la escuela. Apuesta con sus compañeros por partidos de futbol o por quien entrega primero la tarea. Pero su adicción real está en las máquinas tragamonedas, donde puede pasar hasta cuatro horas diarias. 

Acude con regularidad a una tienda de abarrotes en avenida Acueducto, casi en su cruce con Santa Margarita en Zapopan. Con sus ganancias, compra cigarros electrónicos. “Lo que gano me lo gasto en mis vapes. Mis papás no saben que vengo a jugar para comprar los vapes”.

Aunque están prohibidas por la Ley Federal de Juegos y Sorteos, en muchas colonias es común encontrar maquinitas tragamonedas. Suelen estar en tienditas, papelerías o vinaterías, y ahora en “mini casinos” habilitados especialmente para este tipo de juegos. Ahora son espacios donde niños y adolescentes, cargados de monedas, desarrollan patrones de juego compulsivo.

El Reglamento para el Centro de Apuestas de Jalisco establece penas de tres meses a tres años de prisión y multas de entre 50 mil y 100 mil pesos a quienes instalen o faciliten este tipo de apuestas ilegales. A pesar de ello, su proliferación es evidente.

La Fiscalía General de la República es la instancia encargada de decomisar y destruir estas máquinas, que sólo están permitidas en casinos con autorización de la Secretaría de Gobernación. De octubre a la fecha, algunos Ayuntamientos han actuado: Tlaquepaque aseguró 153 máquinas; Tonalá, 133, y Tlajomulco, 66. De Zapopan y Guadalajara no hay cifras públicas.

Adicción peligrosa. Los mini casinos proliferan en diversos puntos de la zona metropolitana de Guadalajara. EL INFORMADOR/H. Figueroa

“Jugaré hasta recuperar lo que perdí”

José, de 16 años, apostaba en una máquina tragamonedas en un mini casino clandestino ubicado frente al mercado Alcalde, en la Zona Centro de Guadalajara. Una luz recorría la pantalla y debía presionar el botón en la figura exacta para ganar. Pasaba sus manos por su cabello y exhalaba ruidosamente cada vez que perdía. La encargada se burlaba: “no das ni una, me vas a terminar debiendo 500 pesos”, soltó en una carcajada. Y es que Pepe, como le dicen sus amigos, ya había perdido 200 pesos y había pedido prestado 100 más para “recuperar lo perdido”.

Luego de cerca de tres horas, Pepe apenas podía mostrar 50 de ganancias. En una bolsa de plástico a su costado guardaba las monedas de uno, dos, cinco y 10 pesos, que con cada golpe desesperado que el joven le daba a la máquina se movía más a la orilla, a punto de caerse. Volvió a perder otra ronda. 

Al tratarse de máquinas que cuentan con luces y sonidos llamativos que invitan a los menores a pasar horas frente a las pantallas, su uso prologando sobreestimula el cerebro en desarrollo de niños y adolescentes que juegan en ellas. A la larga, buscarán el mismo nivel de estimulación en otros productos y sustancias, ya sea extendiendo el tiempo que pasan en los mini casinos, o bien iniciando el consumo de drogas como alcohol y tabaco, las más comunes, u otro tipo de sustancias más fuertes, advirtió Jesús Iván Guzmán González, investigador del Departamento de Psicología Básica del CUCS de la UdeG.

El experto señaló que apostar en estas maquinitas detona una adicción conductual, es decir, al jugar y ganar dinero, el cerebro del menor en desarrollo lo identifica como una recompensa, lo que le resulta placentero y lo orilla a seguir buscando la misma sensación. Alertó que muchos menores toman dinero de sus padres para gastarlo de manera compulsiva, sin importar los problemas que pueden resultar. 

Añadió que la adicción al juego en estas máquinas tragamonedas es silenciosa, pues los menores esconden sus ganancias y pérdidas de sus padres, por lo que exhortó a mantener una supervisión activa y a platicar con ellos sobre los riesgos de las adicciones.

Corte rechaza revisar la instalación de aparatos

La última reforma a la Ley Federal de Juegos y Sorteos se implementó en noviembre de 2023, en la cual se prohíbe el uso de máquinas tragamonedas que atentan contra el bienestar de menores. Sin embargo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación rechazó vigilar el estatus legal de casinos y la instalación de nuevos aparatos, pues éstos fueron avalados desde 2016 bajo el argumento de que se trata de juegos de azar similares a un sorteo.

Autoridades hacen caso omiso de la reglamentación: experto

Pese a que las máquinas tragamonedas están prohibidas en la nueva reforma a la Ley Federal de Juegos y Sorteos, así como en el Reglamento para el Centro de Apuestas de Jalisco, proliferan en Guadalajara y las autoridades han hecho caso omiso a estas regulaciones, señaló Francisco Jiménez Reynoso, académico de la UdeG.

Para el experto, los ayuntamientos no han clausurado estos negocios porque representan, a través de la corrupción, una ganancia para ellos. Ubicadas afuera de tiendas, vinaterías o papelerías, los ‘permisos’ para instalar las tragamonedas los otorga el Cártel Nueva Generación, quienes se quedan con hasta el 60% de las ganancias, aseguró un propietario de una de estas tienditas, quien prefirió mantener el anonimato. 
 

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones