Un alemán aprovechó su visita a Oimiakón, conocida como una de las poblaciones más frías del mundo, para un desafío extremo.Tras despojarse de casi toda la ropa, el turista se sumergió en un río de la localidad rusa, donde la temperatura ambiente era de -50 grados centígrados.Los cristianos ortodoxos acostumbran sumergirse en aguas heladas en el Día de la Epifanía, que este año celebran el 19 de enero, para conmemorar el bautizo de Jesucristo.IM