El conflicto entre Irán e Israel es uno de los enfrentamientos más complejos y persistentes en Medio Oriente, y sus raíces se extienden a lo largo de más de cuatro décadas. Aunque no se trata de una guerra abierta constante, las tensiones entre ambos países se han manifestado en enfrentamientos indirectos, ataques cibernéticos, operaciones encubiertas, conflictos en terceros países y discursos diplomáticos cargados de amenazas.Durante la primera mitad del siglo XX, la relación entre Irán y el pueblo judío tuvo un papel importante, ya que Irán se mostró a favor del plan de partición de Palestina propuesto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el cual contemplaba la creación de dos Estados: uno para los judíos y otro para los palestinos.La propuesta final de partición de las Naciones Unidas, que contemplaba la creación de un Estado judío, otro árabe palestino y un régimen internacional especial para Jerusalén, fue aprobada en noviembre de 1947 con 33 votos a favor, 13 en contra y 10 abstenciones. Irán estuvo entre los países que votaron en contra, pese a haber sugerido previamente la conformación de un Estado palestino independiente bajo un modelo federal que incluyera tanto una entidad árabe como una judía. Según documentos de la ONU, uno de los argumentos era que una federación incentivaría la cooperación entre ambas comunidades.Tras la proclamación del Estado de Israel en mayo de 1948, se desencadenaron varios conflictos armados —en 1948, 1967 y 1973— entre Israel y países árabes vecinos. En la primera guerra participaron Egipto, Siria, Jordania, Irak y Líbano, aunque Irán no intervino directamente. De acuerdo con la ONU, durante ese conflicto Israel tomó control del 77 % del territorio que había pertenecido a Palestina bajo el Mandato Británico, incluida gran parte de Jerusalén. Además, más de la mitad de la población árabe palestina fue desplazada, ya sea por huida o expulsión.El origen del conflicto moderno se remonta a 1979, con la Revolución Islámica en Irán, cuando el régimen del Sha, que mantenía relaciones diplomáticas con Israel, fue derrocado. A partir de entonces, la nueva República Islámica, liderada por el ayatolá Ruhollah Jomeini, adoptó una postura abiertamente hostil hacia Israel, al que no reconoce como Estado legítimo. Desde entonces, Teherán ha considerado a Israel como un "enemigo sionista" y ha respaldado a grupos armados que se oponen a su existencia.Uno de los puntos centrales del conflicto es el respaldo que Irán brinda a organizaciones como Hezbolá en Líbano y Hamás en Gaza, ambas enemigas declaradas de Israel. Este apoyo incluye armamento, financiamiento y entrenamiento. Israel, por su parte, considera a estos grupos como amenazas directas a su seguridad nacional y ha lanzado múltiples operaciones militares para debilitar su capacidad ofensiva.Otro factor que ha intensificado la confrontación es el programa nuclear iraní. Israel ha manifestado reiteradamente su preocupación por la posibilidad de que Irán desarrolle armas nucleares, algo que Teherán niega. A lo largo de los años, Israel ha llevado a cabo acciones encubiertas para frenar el avance del programa nuclear iraní, incluyendo ataques cibernéticos y presuntos asesinatos de científicos nucleares.El conflicto ha trascendido las fronteras de ambos países y ha influido en otros escenarios, como Siria. En ese país, Israel ha bombardeado repetidamente posiciones de milicias respaldadas por Irán, temiendo que establezcan una base permanente cerca de su frontera. A su vez, Irán ha utilizado su influencia en la región para presionar a Israel indirectamente, fortaleciendo su red de aliados en Irak, Siria, Líbano y Gaza.Estados Unidos, aliado cercano de Israel, ha jugado un papel clave en la dinámica del conflicto, imponiendo sanciones severas a Irán y respaldando militar y diplomáticamente al gobierno israelí. Rusia y China, por su parte, han sostenido vínculos con Irán, lo que añade un componente geopolítico más amplio a la confrontación. YC