Domingo, 14 de Diciembre 2025

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Washlet TOTO: cuando el baño se convierte en futuro

Por: Lucía Chidan

Washlet TOTO: cuando el baño se convierte en futuro

Washlet TOTO: cuando el baño se convierte en futuro

¿Alguna vez viste una caricatura o película antigua que intentaba imaginar cómo sería el futuro? Autos que vuelan, casas que te hablan y pantallas en las que puedes conversar al instante con alguien del otro lado del mundo. Hoy, en pleno 2025, esa realidad que parecía ciencia ficción empieza a alcanzarnos.

Robots domésticos que aspiran y trapean con inteligencia artificial, refrigeradores que detectan lo que falta y hacen el pedido al supermercado, sistemas que controlan luces o cerraduras con la voz… todo esto ya es cotidiano. Y lo que está por llegar resulta incluso más sorprendente: consultas médicas por holograma, donde la realidad aumentada permitirá diagnósticos inmediatos a distancia.

Pero, curiosamente, la primera vez que muchas personas sienten que el futuro ya llegó no es frente a un robot ni a una casa inteligente, sino en un lugar mucho más íntimo: el baño.

Los escusados japoneses TOTO son, quizá, uno de los ejemplos más inesperados de cómo la tecnología ha penetrado en la vida cotidiana en Japón. Se trata de sanitarios inteligentes que incorporan apertura automática del asiento, control de temperatura, sistemas de lavado regulables y secado con aire, así como funciones de sonido ambiental para preservar la privacidad. Todo se maneja desde un panel electrónico o un control remoto integrado. Lo que en otros contextos es un acto puramente funcional, aquí se convierte en una demostración de diseño, precisión y cuidado por el usuario.

La urgencia de usar el baño se transforma en asombro: hasta lo más cotidiano puede convertirse en una experiencia de hospitalidad y cuidado.

Lo sorprendente es que esta innovación no nació del futuro, sino de una empresa con más de un siglo de historia. TOTO Ltd. fue fundada en 1917 en Kitakyushu por Kazuchika Okura, con el sueño de dotar a Japón de un sistema de saneamiento moderno y dignificar el acto de ir al baño, en una época en la que aún era un tabú.

El gran salto llegó en 1980 con el lanzamiento del primer washlet, un inodoro con funciones electrónicas que revolucionó la higiene personal y cambió para siempre la cultura del baño en Japón. Para ellos, el baño no es un espacio secundario, sino parte del bienestar integral. La cultura japonesa asocia la limpieza física con la pureza espiritual y con la filosofía del omotenashi: la hospitalidad que se adelanta a las necesidades de los demás con calidez y discreción.

El washlet es un ejemplo de omotenashi en acción. Más que un inodoro, es un gesto de hospitalidad cultural que refleja la obsesión japonesa por el detalle y por ofrecer comodidad al otro, incluso en el espacio más íntimo.

Hoy, más del 80% de los hogares japoneses tienen un washlet. También están en baños públicos, hoteles, restaurantes y trenes bala. Los turistas que lo prueban por primera vez suelen regresar contando la experiencia como una anécdota cultural única. Y muchos ya no se conforman con recordarla: deciden comprar uno.

Desde el año 2000, TOTO ha expandido sus productos a Estados Unidos, Europa y Asia. Aunque la adopción no ha sido tan masiva como en Japón, el mercado global de inodoros inteligentes crece rápidamente y se espera que supere los 10 mil millones de dólares en la próxima década.

El concepto de limpiarse con agua no es nuevo. De hecho, el papel higiénico es la innovación más reciente en la historia de la higiene. Durante siglos, en Asia y Medio Oriente, el agua fue la norma. En Europa, el bidé apareció en Francia en el siglo XVIII, y en el siglo XX se popularizó en Italia y España.

La diferencia con el washlet es clave: mientras el bidé es un artefacto separado, TOTO fusionó bidé e inodoro en un solo objeto y lo dotó de funciones tecnológicas, creando un producto cómodo, higiénico y futurista.

En México, los pueblos originarios ya entendían la higiene como un deber social, espiritual y de salud. Los mexicas contaban con un sistema hidráulico avanzado en Tenochtitlán, con acueductos, canales y letrinas. Después de ir al baño, se limpiaban con agua, fibras vegetales o hierbas absorbentes.

Hoy, en contraste, el baño en México se concibe de manera básica y utilitaria. Hablar de higiene íntima sigue siendo un tabú, y el cuidado de los baños públicos deja mucho que desear.

Quizá recuperar esa visión ancestral de limpieza como bienestar integral podría ayudarnos a transformar nuestra cultura del baño. Porque, al final, lo que Japón nos recuerda con cada washlet es que hasta los gestos más cotidianos pueden convertirse en símbolos de hospitalidad y dignidad.

Quizá recuperar

esa visión

ancestral de limpieza como bienestar

integral podría ayudarnos a transformar nuestra cultura del baño.

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