La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México -1 de octubre de 2024- fue histórica, no solamente por ser la primera mujer en llegar a esa posición en nuestro país, sino porque en pleno siglo 21 en el mundo -donde están reconocidas 195 naciones y 2 Estados observadores por la Organización de Naciones Unidas (ONU), como son los casos de la Santa Sede y el Estado Palestino- solo hay 28 mujeres como jefas de Estado o de Gobierno, lo que representa apenas el 13 por ciento, cuando en el total de la población -poco más de 8 mil millones- el porcentaje de hombres y mujeres es casi el mismo -50.5 por ciento son hombres y 49.5 son mujeres.En su discurso de cierre de campaña en el Zócalo de la Ciudad de México -29 de mayo de 2024- Claudia Sheinbaum hizo referencia al significado de su llegada a la presidencia, en caso de ganar la elección: “Es tiempo de mujeres… a todas las mujeres, compañeras, amigas, hermanas, hijas, madres, abuelas, no están solas”. Y en su discurso de toma de posesión en el Congreso de la Unión -1 de octubre-, recordó que no llegaba sola: “Es tiempo de transformación, es tiempo de mujeres… llegamos todas”. Y apenas el sábado pasado, en Ciudad Juárez, Chihuahua, al inaugurar el Centro Libre para las Mujeres, la presidenta enfatizó que “Lo importante es que todos sintamos que es momento, que es tiempo de mujeres”.Que bueno -y muy merecidamente- que la presidenta pondere el posicionamiento que las mujeres están tomando en la sociedad y que ocupen el lugar igualitario que les corresponde. Sin embargo, por qué no celebrar los triunfos de todas las mujeres, sin importar la nacionalidad, y sobre cuando se trata del reconocimiento universal más importante del mundo, como es el caso del Premio Nobel de Paz, que le fue concedido a María Corina Machado.El pasado 10 de octubre, cuando el Comité Noruego del Nobel dio a conocer en Oslo que el premio era para la activista venezolana, a la presidenta Sheinbaum se le preguntó su opinión sobre la designación y su respuesta fue un seco, “Sin comentarios”, para luego agregar, “Siempre hemos hablado de la soberanía y de la autodeterminación de los pueblos, no solamente por convicción, sino porque así lo establece la Constitución, y me quedaría hasta ahí el comentario”. Nadie le estaba preguntando sobre la situación política de Venezuela; se le preguntaba sobre el significado de que una mujer que lucha por los derechos de su país haya ganado el Nobel.Y en la mañana del jueves pasado, después de la peliculesca odisea que pasó María Corina Machado para llegar a Oslo a recibir el premio, se le volvió a preguntar a Sheinbaum sobre el tema y la respuesta fue tajante: “La última vez dije, sin comentarios y sigo diciendo sin comentarios”, complementándolo con el rollo de “la autodeterminación de los pueblos, la no invasión, la no injerencia… ”.Yo me pregunto, si “es tiempo de mujeres” e insiste que “no están solas”, ¿porque no dejar a un lado las diferencias políticas o tendencias ideológicas, y que una mujer que pondera repetidamente el nuevo papel de las mujeres, le dé su lugar a una mujer que lo único que busca es regresar a la normalidad democrática a un país -y que todo mundo celebra-, donde también hay “amigas, hermanas, hijas, madres y abuelas”. Todo un contrasentido.Usted, ¿qué opina?