Al inaugurarse la Línea 4 del Tren Ligero en Tlajomulco culminaron numerosas historias que habían empezado a tejerse hace más de 15 años, cuando se presentaban los primeros borradores de un proyecto de transporte masivo que estuvo a punto de retrasarse varios meses más, para inaugurarse hasta entrado el año 2026. Pero el tren ya circula.A pesar de costos millonarios, cuestionamientos y sospechas, lo que debe destacarse de entrada es que más de 100 mil personas (calculan entre 106 y 116 mil en el primer año) se transportarán diariamente en la Línea 4. ¿Cómo se movía toda esa gente antes de ayer? En camión, en autos de plataforma, en taxi convencional o como fuera posible.Los primeros y más aventurados análisis sobre el logro de la operación de la Línea 4 destacan la mirada pesimista, y tienen razón: Se retrasó la obra, se disparó su costo original hasta llegar llegar a 20 mil millones, después de haberse presupuestado en 14 mil. Las obras se iniciaron en junio de 2022 y el compromiso era concluirlas antes de que acabara 2024. Y ya se ve que se retrasaron por mucho.Además, con la participación de capital privado, al menos durante tres décadas se estará pagando esa inversión. No he terminado de encontrar que la participación de capital privado sea negativo por naturaleza, pero quizá es resultado de ese dilema falso en el que todo lo público es bueno y por consecuencia, malvada la presencia del interés particular.Al final, lo más importante es resolver el profundo problema de la movilidad, en este caso en el Sur de la mancha urbana, pero lo mismo podría decirse del proyecto para extender la Línea 3 del Tren Ligero hasta Nextipac, en Zapopan, o la necesidad de tener también una extensión de la Línea 2 que parece “cortarse” abruptamente en el Parque Rojo, cuando bien podría continuar para beneficio común por Avenida Vallarta y extenderse hasta El Bajío o aún más adelante.Sin embargo, desear no basta. Durante meses, sin ser apenas escuchadas, se han presentado demandas para tener un tren ligero en la Carretera a Chapala, sin reparar en los altísimos costos o la viabilidad o no, que tendría un sistema de transporte de esta naturaleza.Si algo debe aprenderse después de largos años de ensayo y error, que le han costado sobre todo a los que menos ventajas tienen para su movilidad en la ciudad, es que los proyectos de movilidad no se justifican sólo por el derecho. Se combinan muchos factores adicionales.Esta realidad, sin embargo, no puede ser justificación para que ahora se generen fenómenos como el transporte público con vehículos improvisados, que están donando gobiernos municipales como el de Guadalajara y Zapopan en zonas que carecen de transporte público. Estos mecanismos serán necesariamente temporales, porque en esas colonias populares, la autoridad estatal está obligada a habilitar sistemas de transporte público de mayor calado, duración y eficiencia.En síntesis, la Línea 4 no es una solución total; requerirá la operación de las rutas alimentadoras con el mejor nivel posible, y eso será mucho mejor que lo que se ha tenido en los últimos 20 años.Lo que no debe consentirse es que se necesite una espera de otra década para que en otra zona urbana, por fin se tenga un transporte público digno. Eso sí sería nefasto.jonasn80@gmail.com@JonasJAL