A horas de que se cante el playball en el Truist Park de Atlanta, sede del Juego de Estrellas de las Grandes Ligas 2025, las expectativas están al tope. Y no es para menos. Más allá de la fiesta deportiva, el evento representa una oportunidad para tomarle el pulso al momento que vive el beisbol, y particularmente, para medir la estatura del talento mexicano en el escenario más mediático del circuito.La nota, sin duda, la ha dado la convocatoria de peloteros mexicanos al roster de la Liga Americana. Originalmente eran cuatro los llamados con bandera tricolor, pero en las últimas horas se confirmó la incorporación de Randy Arozarena y la baja de Isaac Paredes, quien no participará en el encuentro debido a un asunto familiar de carácter personal. Esperamos que se trate de una situación sencilla y que no afecte su desempeño profesional.Con ello, serán cuatro los representantes nacionales que sí estarán disponibles: Alejandro Kirk, Jonathan Aranda, Andrés Muñoz y Randy Arozarena, este último incorporado recientemente como llamado de emergencia para suplir una baja en la plantilla.Como cada año, el All-Star Game también trae consigo el debate inevitable sobre la forma en que se eligen a los convocados. ¿Se privilegian los números, la consistencia, la trayectoria o la popularidad? Porque si bien hay nombres que no admiten discusión, también hay ausencias que dejan más de una ceja levantada, como en el caso de Jarren Durán, jardinero de los Red Sox de Boston, quien ha tenido una temporada formidable: promedio robusto, poder al bat, velocidad y un impacto decisivo en los juegos clave para su equipo.Y sin embargo, no está en la lista de convocados al Juego de Estrellas. Este tipo de omisiones hacen que siga habiendo dudas legítimas sobre el método de selección, tanto para el Clásico de Mitad de Temporada como para los eventos complementarios, donde la lógica deportiva parece en ocasiones subordinada al espectáculo o la conveniencia comercial.Aun así, no puede menospreciarse que cuatro representantes mexicanos estén en el roster del evento. Es un logro que habla bien del proceso formativo y de la creciente confianza que varias organizaciones han depositado en nuestros peloteros.¿Cuántos de los nuestros verán acción? ¿Quién podrá lucir su brazo, su bate, su defensa? En un espectáculo con tantas figuras, minutos hay pocos y exigencia, mucha. Pero también hay espacio para dejar huella. Un turno oportuno, una gran jugada o un inning dominante pueden ser suficientes para cambiar percepciones y consolidar carreras.Sigue siendo llamativo que todos nuestros representantes estén en la Liga Americana. No hay ni un solo pelotero mexicano en el roster de la Liga Nacional. ¿Azar estadístico? ¿Desigualdad estructural? ¿Desconfianza en ciertos perfiles? El debate está abierto y debe tocarse sin miedo, pero también con datos, con visión y con autocrítica.Hoy no solo se juega un partido de exhibición. Se juega también una narrativa. La de que el pelotero mexicano está listo para más. Para participar, sí, pero también para sobresalir. Para dejar de ser nota ocasional y pasar a ser constante.Cuatro nombres en el roster no deben ser vistos como techo, sino como piso. Ojalá tengan minutos, ojalá luzcan. Pero más allá de lo que ocurra entre líneas, lo cierto es que ya son parte del relato, y eso cuenta.Veremos qué tanto peso tienen los nuestros en el diamante. Y también, qué tanto los dejamos pesar fuera de él, como país, como afición, como estructura beisbolera.opinión.salcosga@hotmail.com
