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Una tarde sin orejas, pero de muy buenas faenas

Por: El Informador

Una tarde sin orejas, pero de muy buenas faenas

Una tarde sin orejas, pero de muy buenas faenas

Por Patricio Fernández Cortina

Domingo 4 de marzo de 2018. Cuarta corrida de la segunda parte de la temporada de la Plaza de Toros Nuevo Progreso, con una entrada de casi media plaza. No necesariamente una tarde sin orejas es una tarde de malas faenas. Lo que ayer ocurrió es que los diestros torearon muy bien, pero mataron muy mal. La corrida se repartió con tres toros de Javier Garfias y tres de Los Cués, además de uno de regalo, también de Los Cués. Los primeros cuatro toros dieron condiciones para buenas faenas, y los otros tres fueron débiles y descastados.

Antes de comenzar la corrida, se honró con un minuto de silencio al tan querido Chano Ramos, el matador en retiro que murió hace unos días y que durante años sirvió de comer en las terrazas de la plaza, entre otros manjares, uno de los mejores chamorros adobados que se hayan probado jamás. Amable como siempre, me regaló en varias ocasiones los menús que él hacía y dibujaba con sus propias manos.

Paco Ureña, oriundo de Murcia, España, realizó dos faenas de esas que se pueden llamar profundas a sus dos toros de la lidia ordinaria. Hizo verónicas lentísimas y quites por gaoneras. En las tandas de derechazos, con suavidad, iba alargando el brazo lo más posible hasta el fondo de la línea por la que recorría el toro, y de vuelta giraba la pierna para acomodarse de nuevo y ligar otro pase, y otro, y en cada lance un ¡olé! Con qué paciencia esperaba al toro y lo llevaba con lentitud y suavidad, desafiando al tiempo, porque cada lance parecía durar una eternidad. Sin embargo, al matar pinchó y tuvo que descabellar, perdiendo las orejas. Con su toro de regalo no hubo nada. Pero quedará el recuerdo de esas dos grandes faenas.

Arturo Saldívar vino con mucha voluntad y enjundia. El terno más elegante lo vistió él, sin duda alguna. De color negro y con pasamanería blanca y plata, refulgían las luces con elegancia y belleza. Toreó como hace mucho no se le veía hacerlo. Con seriedad. A su primer toro le bordó una tanda de derechazos, rematada con Arruzina y un pase de pecho proverbial, obteniendo los aplausos de un público emocionado. Pero mató mal también a sus dos toros, por lo que dejó ir las orejas.

A Diego Silveti se le vio hacer la mejor faena de todas sus apariciones en Guadalajara. Fue a su primer toro. Ligó tres tandas de derechazos ejecutados con temple, con sabor, con calma. Su voluntad estaba puesta en esperar el tiempo del toro y el torero, ese momento tan importante del pase en el que no debe anticiparse ni retardarse. Y lo hizo muy bien. Pero mató mal, igual que todos los toreros ayer por la tarde, y no obtuvo la presea que tibiamente solicitaba una parte del público. La faena a su segundo toro, para el olvido. Hay tardes en que no se queda quieto, da saltos por todo el ruedo. Debe recordar la faena al primero de su lote, y buscar torear así.

Los tres toreros salieron al tercio con fuertes aplausos del público. Los tres toreros antes de la corrida ensayaron con el capote toreando verónicas de salón a ese toro imaginario que ellos ven pasar entre el sonido y el viento. Los tres toreros mostraron hoy que se pueden realizar grandes faenas, a pesar de que no se obtengan las orejas por equivocar la suerte suprema. Una tarde memorable de buen toreo, de toreo profundo y con temple.

Diego Silveti. El matador mexicano tuvo quizá la mejor de sus faenas en la Nuevo Progreso, sin embargo mató mal y quedó marginado de la obtención de orejas. EL INFORMADOR/G. Gallo

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