Miércoles, 16 de Julio 2025

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Trump, el fútbol y su ego

Por: Daniel Rodríguez

Trump, el fútbol y su ego

Trump, el fútbol y su ego

El domingo había terminado la final del Mundial de Clubes de Futbol en Nueva York; la sorpresa fue mayúscula, porque el París Saint Germain que era amplio favorito sobre el Chelsea de Inglaterra fue borrado de la cancha por el equipo inglés, que recetó un 3-0 para llevarse el título del torneo. Al final, el honor de entregar el trofeo a los campeones estuvo a cargo de la máxima autoridad de Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), Gianni Infantino, y por Donald Trump como presidente del país anfitrión.

En medio de la algarabía de los festejos en la tribuna por parte de los aficionados del equipo londinense y de los jugadores que ya estaban posesionados en el podium de campeones, Infantino y Trump cargaron el emblemático trofeo para entregarlo al capitán de la escuadra. Una vez entregado, Infantino hizo una invitación con la mano derecha a Trump para retirarse del escenario y dejar que los jugadores del Chelsea celebraran de forma tradicional levantando el trofeo, pero cuál fue la sorpresa del presidente de la FIFA, ya que Trump lo ignoró, se quedó, se acomodó el saco y se posesionó en medio de los jugadores para ser parte del festejo y “salir en la foto”. Los jugadores dilataron el festejo a la espera que Trump se retirara, pero ante la negativa, dieron rienda suelta a la celebración. Dentro del bullicio nuevamente apareció Infantino “al rescate” para invitar a Trump a que desapareciera, llevándoselo -casi obligado- entre los jugadores por la parte de atrás.

Trump demostró en ese momento su egocentrismo, la necesidad de ser el centro de atención, de ser parte de una fiesta en la que él solo era parte de un protocolo. Una demostración más de su afección mental para atraer la atención y que se conoce como trastorno histriónico de la personalidad. A este problema debemos de agregar la de mentiroso compulsivo y el de inconsistencia o volatilidad, ya que dependiendo del humor que se encuentre cambia de opinión o de actitud.

Un ejemplo muy tangible de su cambio de actitud es la postura radical que ha asumido con el presidente ruso Vladimir Putin en los últimos días, poniendo plazos y amenazándolo para que termine con la guerra en Ucrania, cuando en el pasado hablaba “maravillas” de él, que era un “genio” y con el que “forjarían una relación muy productiva”. Otro ejemplo -que todo el mundo está resultando afectado- es la aplicación de aranceles a las importaciones, tema que se ha convertido en su “juguete de presión” para cumplir con sus caprichos.

Recientemente algunos psiquiatras y analistas políticos han especulado que Trump pudiera tener problemas de salud mental, como puede ser demencia -que pudiera ser hereditaria- o un trastorno narcisista de la personalidad. Un problema con el que todo mundo tiene que lidiar.

Usted, ¿qué opina?

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