Jueves, 16 de Mayo 2024

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Sociedad y pueblo

Por: Armando González Escoto

Sociedad y pueblo

Sociedad y pueblo

Pueblo es un concepto derivado del derecho romano y que designaba a sus ciudadanos, los cuales actuaban unidos al Senado, de ahí la conocida sigla en latín: “S.P.Q.R”, es decir, “el senado y el pueblo de Roma”, que portaban sus estandartes militares. Existía también otro concepto, la “plebs”, de donde se deriva la palabra “plebe”, referida a aquellos ciudadanos que no formaban parte de la aristocracia romana. Con el pasar de los tiempos “pueblo” y “plebe” se fueron haciendo sinónimos, marcando una división profunda en la comunidad, por un lado, los aristócratas, por el otro los plebeyos.

Esta división se mantiene hasta el día de hoy no en atención a ley alguna, sino a las condiciones económicas de las personas. Si lo aplicamos a un país, su condición económica social se muestra en los porcentajes que ocupa cada uno de estos grupos, y tiene que ver con el tipo de recursos que emplea para sobrevivir, sea la fuerza física o la fuerza intelectual. En el mundo contemporáneo pertenecen a la clase alta quienes viven de trabajos profesionalizados o de distribución de mercancías, con o sin títulos, y forman parte de la clase inferior quienes viven de su fuerza física empleada en todo tipo de trabajos que la exigen.

En Estados Unidos la mayor parte de su población autóctona vive de trabajos profesionalizados, mientras que la mayor parte de su población inmigrante vive de su trabajo físico, lo cual muestra que en la medida que aquella sociedad ha ido prosperando, la mano de obra ha escaseado dentro de sus propias filas, haciéndose necesario contratarla entre quienes llegan de fuera. Esta prosperidad es de cuño predominantemente capitalista.

En Europa occidental ha ocurrido el mismo fenómeno, pero no como consecuencia de un capitalismo puro, sino comprometido con el socialismo, fenómeno explicable por la vecindad que por más de setenta años tuvo con la Unión Soviética, situación que obligó a los países libres a generar sistemas mixtos que garantizaran un “estado de bienestar” sin concesiones con la ideología marxista, objetivo que han alcanzado desde hace décadas.

¿Y México? En nuestro país el trabajo físico lo sigue haciendo un porcentaje mayoritario de la propia población mexicana, mientras que las labores profesionalizadas las desarrolla un porcentaje menor de lento crecimiento, hasta la fecha. Los compromisos sociales de nuestro sistema han producido leyes e instituciones asistenciales cuya mala fama no logra superarse, las casas del INFONAVIT valen poco y se deprecian mucho, mientras que atenderse en el Seguro Social sigue siendo una opción desesperada.

Es verdad que el gobierno del presidente Andrés Manuel ha trabajado consistentemente en elevar los ingresos de la clase trabajadora, en brindar una pensión universal a los adultos mayores, y en otorgar apoyos diversos a jóvenes que estudian o padecen alguna incapacidad, pero de momento esta política no ha modificado sustancialmente la proporción entre pobres y ricos, aunque sí ha evitado una radicalización mayor de quienes carecen de recursos.

El verdadero progreso de la sociedad, sostenido y trascendente, radica hoy día en una productividad de alto nivel, no basta con sembrar materias primas, se exige su transformación e industrialización para que la ganancia se eleve; es importante alentar a las pequeñas y medianas empresas, pero todo el conjunto de la vida productiva de un país requiere de condiciones esenciales para sobrevivir, requiere de certeza en diversos campos, uno de ellos, el de la seguridad. También durante el actual sexenio son miles de empresas agrícolas y comerciales las que han debido cerrar a causa de la inseguridad, las huelgas en el transporte de personas ocurridas en Guerrero por esa misma causa, no abonan al progreso, de ahí la gran paradoja de la 4T, que pretendiendo ser un gobierno para el pueblo y para los pobres, los esté hundiendo aún más en la medida que también son ellos y sobre todo ellos quienes más padecen a causa de la inseguridad que priva en toda la nación. Por supuesto no veo tampoco en la oposición ningún elemento que nos haga esperar un cambio importante en este grave renglón.

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