Desde luego que parece que sí. Son miles las parejas que pueden constatar que la relación tiene una caducidad. Se necesita un gran esfuerzo para mantener viva la relación cuando se han sufrido problemas graves e importantes, como la infidelidad, el incumplimiento económico, las adicciones, las luchas de poder, la violencia, etcétera.Las relaciones, como muchas situaciones en la naturaleza, cuando no se cuidan, se marchitan. Hay plantas muy sensibles a la falta de agua o Sol, al igual que hombres y mujeres muy sensibles que ya no se recuperan después de largos períodos de ausencia de afecto o constantes agresiones.El amor es infinito, inagotable y abundante; pero sujeto a la voluntad humana. Cuando ya no se quiere a una persona y no se desea estar más a su lado, resulta muy difícil volverlo a intentar y darse una nueva oportunidad, como sería lo deseable.El compromiso matrimonial es para toda la vida, pero al amor se le pone caducidad. El compromiso y el amor se pueden dejar de cumplir, porque de todas maneras somos seres libres. Al igual que nunca deberíamos dejar de amar a alguien, a quien habíamos asegurado amar para siempre. Sin embargo llega un momento en que ya no lo sentimos y los dejamos de cumplir.No es que dejemos de amar, sino que se acaba la voluntad de hacerlo, particularmente a esa persona que ha dejado de movernos las ganas de vivirlo.Es tan determinante el dejar de amar, que incluso somos capaces de practicar la indiferencia y el desdén. Como si ya no existiera el otro. Hay quien llega al extremo de decidir dejar de amar y de hacerle el bien, para optar hacer el mal. Y llegar a odiar, a quien antes amó. Quién ya no puede recuperar el amor con quien lo tuvo, es que nunca amó verdaderamente, sólo deseo a esa persona, porque el verdadero amor permanece aunque sea sin pasión y deseo.Lo que más bien se acaba es el deseo y la pasión y se confundieron con amor.Entonces el verdadero amor no se acaba ni caduca. Es nuestra voluntad la que lo termina.¿Será?
