Como era de esperarse la Presidenta Claudia Sheinbaum celebró en todo lo alto en su rueda de prensa mañanera, los resultados de la primera encuesta de medición de la pobreza en México, que hizo el INEGI, luego de la desaparición este año del Consejo Nacional para la Evaluación de las Políticas de Desarrollo Social (Coneval), al considerar una “hazaña” la baja del casi el 14% de la población en esta situación en el pasado sexenio que encabezó Andrés Manuel López Obrador. Desde luego, por donde se le vea, es una buena noticia y un logro del primer gobierno de la 4T la baja en la pobreza moderada y en la pobreza extrema, y que además haya subido el porcentaje de población no pobre y no vulnerable como revisamos ayer aquí. Es alentador también que la población con ingresos inferiores a las líneas de pobreza por ingreso, hayan disminuido del 43.5 al 35.4%, al pasar de 56.1 millones de mexicanos a 46 millones en esa condición. Al igual que pasó en el ingreso del grupo en pobreza extrema que bajó de 12.1 a 9.3%, lo que significa que de 15.5 millones de mexicanos que estaban en esta situación en 2022, el año pasado quedó en 12.1 millones.Sin duda, la decisión política de López Obrador de gestionar con empresarios un programa de aumentos en los salarios mínimos desde el año uno de su gobierno, y alcanzar casi un 200% de incremento acumulado en el sexenio, fue clave para que el ingreso promedio mensual de cada mexicano subiera nuevamente en el último tercio de su administración de 6 mil 596 pesos a 7 mil 468.6 pesos, aún, cuando las transferencias por programas sociales llegaron a menos personas en los últimos dos años. En 2022, 36.3% de la población en situación de pobreza recibió alguna de estas transferencias de dinero, y en 2024 bajó al 29.6%, al pasar de 36.3 millones de mexicanos a 29.6 millones. Como lo comenté ayer, pese a estas cifras récord en la baja de la pobreza en México, aún quedan muchos mexicanos sin poder adquirir los bienes básicos para vivir, y lo primero que habrá que ponderar es que la población vulnerable por carencias sociales como rezagos educativos, salud, seguridad social, alimentación, viviendas precarias y falta de servicios, fue un rubro que subió del 29.4 al 32.2%, lo que significa, según la encuesta del INEGI, que de 37.9 millones de mexicanos sin acceso a alguno de estos bienes que había en 2022, la cifra subió en 2024 a 41.9 millones, y eso se debió principalmente a la drástica reducción en el acceso a la salud y a la educación.La Presidenta tendrá, pues, el reto de mantener la tendencia a la baja de los niveles de pobreza que le dejó su antecesor, pero también clara la ruta para corregir las políticas de salud y educación que fueron francamente fallidas en la gestión de su antecesor, y que eclipsaron en cierto grado, la acertada política salarial del primer piso de la 4T.