Miércoles, 17 de Abril 2024

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"Recuerdos y carcajadas"

Por: Carlos Enrigue

"Recuerdos y carcajadas"

Encuentro muy agradable el recordar a algún amigo que hace tiempo que no ves o que de alguna manera tampoco sabes donde anda y así recordé no se por qué Don Gilberto a quien hace tiempo que perdí de vuelta y no se si anda por ahí o causo baja del mundo de los respirantes.

Era mi amigo un sujeto pluriactivo ya que su principal ocupación en apariencia era la de ser peluquero de un club deportivo —lo cual los singulariza como peluqueros muy especiales— pero la que el creía era su vocación primigenia era ser chochero, oficio que él lucía y del que incluso era, según me dijo autor de un libro de la materia.

De hecho no probé sus artes como galeno ya que nunca me han medicado con ese remedio pero debe haber tenido su público.

Se llevaba con muchos que le tiraban carrilla entre otras cosas por ser considerado médico ya que en su club asistía un doctor, llamado Héctor al que se culpaba que se le había muerto un paciente y le decían que se parecía al doctor en que el doctor los consultaba y se pelaban al otro valle y él los pelaba y les pasaba lo mismo, o sea se cambiaban de campo vital.

Como todos los peluqueros de club dejaban tan mal a sus víctimas que tardan veinte días en reponerse, varios clientes lo nombraban Manolete, porque afirmaban había cortado una oreja.

A mi me fue bien, puesto que me pelaba y me divertía, a veces en forma inesperada para todos y así en una ocasión fui a conocer Roma, cuya belleza enamora y desde luego regresé muy contento, porque aquello es hermoso; sin embargo era tal mi alegría que muchos hasta se burlaban de lo ranchero que me veía presumiendo.

Sin embargo es perfectamente sabido que es de gente bien nacida ser agradecida y verá usted por qué, llegue en consecuencia con el fígaro a darle las gracias por su participación en el éxito del viaje pues gracias a él yo había conocido a su Santidad el Papa.

Extrañado me preguntó la causa de dicho conocimiento personal.

Pues muy sencillo le contesté que como muchas personas que viajan a la ciudad eterna fuimos a la audiencia que el pontífice da cada semana y a la que asisten varias miles de personas entre ellos como publico íbamos como creyentes entre la multitud, dio la bendición y un fervorín y nos disponíamos a abandonar el patio de la basílica de San Pedro, cuando nos alcanzó un guardia suizo, de esos vestidos como caramelo y nos dijo que su Santidad el Papa quería hablar conmigo.

Lo anterior me alegró mucho y frente al personaje después de haberme hincado frente a él, solo me preguntó ¿quién lo peló? Y le ganó la risa.

@enrigue_zuloaga

Tapatío

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