Quién sabe qué nuevo estilo boxístico presentó el tijuanense Jaime Munguía ante el francés Bruno Surace en Riad, Arabia Saudita el 3 de mayo. Acartonado, lento, con cemento en los botines, una guardia, de veras, fea, y además medroso. Ganó y cobró revancha del estremecedor nocaut que le aplicó el europeo en diciembre en Tijuana. A estas alturas de su palmarés, no se le observan reales posibilidades de que vuelva a ser considerado para elevar el prestigio del boxeo mexicano. Después de sentarse por algún momento en primera fila, con el desquite sobre Surace, apenas alcanzó boleto para ocupar un lugar en balcón, o gradas. Muy lejos de las grandes ligas.Munguía es fortaleza y poder de nudillos, es un toro que va por el nocaut, cualidades espectaculares que lo convirtieron en campeón mundial súperwelter OMB en 2018, reflectores que permitieron observar los profundos vicios en su defensa, estilo boxístico que creció su invicto, pero que también alarmó a sus administradores. Un pegador lo noquearía.Es cuando inicia la debacle, cambiar el estilo boxístico de Jaime Munguía, probar con los conocimientos de Erik "Terrible" Morales, lo quisieron hacer estilista, luego Freddie Roach, la promoción de Golden Boy, luego Top Rank y la mejor esquina del mundo de "Canelo". Jaime Munguía es y será un fajador, producto vendible con vicios defensivos que jamás eliminará.Todos los boxeadores que pasan por la mejor esquina del mundo de "Canelo", creen que si copian el estilo del campeón mundial súpermediano, ganarán los enfrentamientos y las enormes bolsas. Saúl Alvarez es marca comercial preferida del mercado mexicano estadounidense, fortaleza que le permite elegir a sus adversarios. Unicamente él lo puede hacer.Jaime Munguía y sus promotores, imaginan por segunda vez encontrarse con "Canelo", es en lo que trabajan, reactivar el valor del tijuanense para sacarse por segunda oportunidad la lotería, en una nueva charlotada... Y por ahí estaré atisbando.
