Me da gusto tener la oportunidad de publicar mi primer artículo del 2022 sobre un tema en el que vengo trabajando desde hace tiempo. La idea de un nudo mental o una barrera que nos impide realizarnos es sumamente interesante. El libro “Nudos mentales” de Bernardo Stamateas describe los treinta nudos mentales más frecuentes a los que se enfrenta el ser humano, entendiendo por este concepto las ideas o creencias que nos generan sufrimiento y angustia. Entre los pensamientos principales que el autor describe se encuentran los miedos, el duelo, el aburrimiento, la perfección, la culpa y la falta de compromiso. Considero que resulta conveniente hacer una breve reflexión sobre este libro para comenzar el año sin estos frenos. El libro contiene argumentos muy poderosos tales como la idea de que la calidad de nuestros pensamientos determina la calidad de nuestras vidas. El autor reafirma una y otra vez la relevancia de la narrativa que nos contamos a nosotros mismos sobre nuestra realidad. Stamateas constata que una de las bases para que el ser humano se pueda desenvolver de una manera correcta dentro de su sociedad es un binomio conformado por estima e intimidad. Esto significa que el ser humano requiere necesariamente de una alta estima y de relaciones personales sanas y sólidas para poder coexistir. Consecuentemente, sin importar los lujos o accesorios que pueda tener un individuo, termina siendo irrelevante sin estos factores. Un gran porcentaje de la persona en la que nos convertimos depende de lo que decidimos escuchar de los demás. Tomemos el siguiente ejemplo: si alguien le está diciendo a otra persona constantemente que es mala para desempeñar alguna actividad, esa persona tiene dos opciones. La primera opción es otorgar su consentimiento del comentario y por ende entrar a la narrativa que es mala dicha actividad. La segunda, y más acertada respuesta es desechar el comentario ya que la narrativa mental que maneja es diferente al comentario que le están haciendo. Esto significa que un comentario únicamente tendrá un efecto en nosotros (para bien o para mal) si está en concordancia con nuestra narrativa mental. Es un hecho que no podemos ir más lejos que los pensamientos que tenemos. Como bien dice la célebre frase, “observa tus pensamientos, porque se convertirán en palabras. Cuida tus palabras porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino”. Es por esto que debemos entender a nuestro cerebro como un músculo que necesita trabajo diario. Si ejercitamos nuestra mente y a su vez nuestros pensamientos, tendremos indudablemente una calidad de vida más alta. De esta forma, Stamateas invita al lector a reemplazar estos nudos mentales por ideas alentadoras.
