Jueves, 25 de Abril 2024

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Militares ganan espacios

Por: Rubén Martín

Militares ganan espacios

Militares ganan espacios

Una de las críticas más persistentes que se lanzaron durante las discusiones sobre la Ley de Seguridad Interior (dejada sin efecto por la Corte) y la creación de la Guardia Nacional, era que la política estatal de encargar la seguridad pública a las fuerzas armadas, abría la puerta a que los militares fueran tomando control de distintas instancias civiles. No han pasado siquiera tres meses de la aprobación de las leyes que crearon la Guardia Nacional, cuando en Guadalajara el mando policiaco fue entregado a un militar por parte del Gobierno municipal.

El anuncio fue hecho el pasado miércoles 1 de mayo. El Gobierno de Guadalajara anunció la llegada del general Luis Arias González como jefe de la Comisaría de seguridad tapatía. En el comunicado oficial se destaca que con este anuncio, se “inicia nueva etapa en la Policía de Guadalajara”, pues la decisión tomada por el presidente municipal, Ismael Del Toro Castro, “obedece a la necesidad de dar rumbo a la corporación ante la puesta en marcha de la Policía Metropolitana y la Guardia Nacional”. El anuncio implica dejar el mando de la Policía de la capital de Jalisco en un mando militar por la próxima llegada de los elementos de la Guardia Nacional.

Apenas se dio a conocer el nombramiento del general Arias González al frente de la Comisaría de seguridad tapatía, en la prensa se recordó que este militar tiene antecedentes de violación a los derechos humanos.

La Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem) emitió la recomendación 33/2017 en noviembre de 2017 dirigida al general Arias González, quien en ese entonces se desempeñaba como director general de Prevención y Reinserción Social del Estado de México. En la recomendación se señaló que “conforme a las investigaciones de la defensoría pública, el titular del sistema penitenciario estatal habría permitido, consentido, auspiciado y tolerado actos contrarios a los fines del sistema penitenciario, como la tortura e intimidación” (revista Proceso, 7 noviembre 2017).

Enterado de estos señalamientos, el alcalde Ismael del Toro salió en defensa del general Arias González y dijo que antes de nombrarlo conocía este antecedente y agregó que la recomendación era contra los subordinados, pero que la recomendación se dirige al jefe de la dependencia. Más que explicación, esto parece una justificación.

Más allá de este antecedente, y volviendo al argumento inicial, el nombramiento del general Arias González implica el control militar de facto de la Policía tapatía. Aunque no es novedad que un militar llegue al mando una corporación policiaca municipal, es de los primeros movimientos en ese sentido luego de aprobada la Guardia Civil. Y ocurre en unos de los cuerpos policiacos más grandes del país.

Es una designación que revela la tendencia creciente de las fuerzas militares a ir ocupando espacios de mando civiles. Es una tendencia que debería preocuparnos, pues todos los organismos internacionales de derechos humanos han recomendado el regreso de los militares a sus cuarteles. Desde el Gobierno de Felipe Calderón se justificó que los militares cumplieran labores de seguridad pública, temporalmente. Pero trece años después, ya con los militares en las calles, la violencia y la inseguridad están peor que nunca y el regreso de los militares a los cuartes no aparece en el horizonte inmediato.

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